Los hechos, según informaron las autoridades, se presentaron en el sector Alto Paramaconi, de la ciudad de Maturín, Venezuela.
Posterior al crimen, los infames, identificados como Luis Miguel Bolívar Moreno y Andreína Coromoto Pérez, llevaron al menor a un centro médico con la excusa de que el pequeño había tenido un ataque al corazón, sin embargo, los doctores, al revisar el cuerpo, evidenciaron marcas de maltrato y abuso sexual.
Después el fallecido fue examinado por forenses, quienes confirmaron que el motivo del deceso fue asfixia mecánica, y que había sido abusado sexualmente, llegando a la lamentable conclusión que sus familiares eran los principales sospechosos.
Tras una rigurosa investigación se pudo establecer cómo sucedieron los hechos. El niño murió cuando su madre lo asfixió; le tapó la nariz y la boca a su hijo para evitar que gritara mientras su padrastro lo violaba. Pero fue tanta la fuerza y la violencia que el pequeño no resistió y terminó muriendo mientras los desalmados lo torturaban.
La mujer y su pareja fueron detenidos por las autoridades y quedaron bajo custodia de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas donde deberán responder por sus crimines.