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Murió arrollado por un carro, lo robaron y lo dejaron tirado

Luto y consternación ha causado la muerte de un ciclista tras ser atropellado por un vehículo, el siniestro ocurrió sobre la Troncal del Caribe

Alejandro Rodríguez, un querido y talentoso joven ibaguereño, falleció en Santa Marta hace algunas horas tras ser brutalmente embestido por un vehículo.

Luto y consternación ha causado la muerte de un ciclista tras ser atropellado por un vehículo, el siniestro ocurrió sobre la Troncal del Caribe, en sentido La Lucha – Mamatoco, a la altura de la bomba Terpel, a pocos metros de la glorieta de La Piragua

La víctima respondía al nombre de Fredy Alejandro Rodríguez Leal, de 29 años, oriundo de Ibagué, quién se movilizaba en una bicicleta cuando fue sorprendido por un automóvil que lo atropelló y huyó dejándolo tendido en el pavimento.

Transeúntes que llegaron para auxiliarlo, confirmaron que Rodríguez Leal había perdido la vida en el accidente.

De igual manera se conoció que la bicicleta en que se transportaba la víctima fue robada al igual que todas sus pertenencias.

El vehículo involucrado presuntamente en el choque sería una de color azul, marca Kia, de placas RZO-936, el cual habría sido parqueado por su conductor en el sector de La Bolivariana, tras el siniestro vial y luego huyó.

Los hechos son materia de investigación por parte de las autoridades y hasta el momento, según medios locales, sus familiares van camino al lugar de los hechos para recoger el cuerpo. 

 Sus amigos y familiares lamentan profundamente su muerte. Pues, el joven según personas allegadas fue una gran persona, muy amable, noble y feliz. Se pudo conocer, que estudió Ingeniería Forestal en la Universidad del Tolima y se habría graduado recientemente. 

Este diario, se enteró que Rodriguez disfrutaba de la lectura y escritura, tanto así que redactó un bello poema para los amantes de las letras: 

«No puedes aferrarte al agua,

Pero está en la tierra,

No puedes tocar el fuego,

Pero está en el árbol,

No puedes sujetar el viento,

Pero se posa sobre la roca,

Si los dejas en paz existirán por doquier,

La tenue luz me hace suspirar,

Mi blanco aliento se vuelve como la nieve,

Y como lágrimas solo puedo esconderlo,

A pesar de saber que se volverán a llenar,

Soy un tonto que se atreve a no llorar.»

«Carta para un amor ciego».

Alejo Rodríguez.

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