El adolescente Rayce Ogdahl, de 16 años, tiene suerte de estar vivo después de que su crucifijo lo electrocutara al emtrar en contacto con una regleta o multitoma eléctrica caliente, dejándole todo el cuello cubierto de cicatrices. El insólito accidente ocurrió en el estado norteamericano de Oklahoma.
“Dijo que todo esto sucedió en cuestión de segundos y visiblemente vio chispas saliendo de su cuello”, comentó la aliviada madre del menor, Danielle Davis, de 38 años, sobre el extraño accidente ocurrido el pasado 30 de abril.
El crucifijo habría rosado una clavija expuesta de un enchufe, lo que terminó por electrocutar al menor, lo que derivó en graves quemaduras en el cuello de Rayce. “Me dijo que le dolía todo el cuerpo y que pensó que se iba a morir”, indicó Davis.
Rayce, quien había estado durmiendo en su casa en la ciudad de Yukon durante “alrededor de una hora” empezó a gritar, lo que despertó a la familia.
Al principio, la mujer pensó que Rayce estaba molesto con los videojuegos, pero la madre de seis hijos se dio cuenta de que ese no era el caso después de escuchar a su hijo llamarla presa del pánico.
“Se puede ver el patrón del collar en su cuello… ha dejado una huella significativa”, dijo la madre del joven.
“Lo escuché gritar ‘mamá’ y mi hijo estaba parado en el pasillo”, describió Davis. “Él dijo: ‘Me han electrocutado. Era mi collar’”, anotó la mujer quien observó una serie de profundas marcas de quemaduras alrededor de su cuello.
La angustiada madre comentó que el olor era “espantoso”. “Toda la casa olía a pelo y piel quemados y a quemaduras eléctricas”, recordó Davis, quien posteriormente llamó a una ambulancia.
Mientras esperaba que llegaran los servicios de emergencia, Ogdahl describió lo sucedido y no perdió la conciencia. “Fue sorprendente que todavía estuviera consciente y aún pudiera alertarnos”, expresó la mamá de la víctima.
Además de la “marca importante” en el cuello”, el joven también presentó quemaduras en las manos al intentar arrancar el cable con corriente improvisado, que estaba tan caliente que “soldó parte de su cadena al cargador”. Fue atendido en el Centro Médico Integris Baptist, en la ciudad de Oklahoma.
“Fácilmente podría haber muerto esa noche”, aseguró su madre a medios de comunicación, Lamentablemente, el joven Rayce Ogdahl no salió ileso. Sufrió quemaduras de segundo, tercer y cuarto grado junto con importantes cicatrices que se extendían desde la barbilla hasta la clavícula, que deben ser tratadas.