Abel Guarguatí López era muy reservado, siempre quiso mostrar su ‘lado amable’ a pesar del dolor que lo agobiaba desde hacía tiempo. Sufría de Parkinson y sus movimientos se hacían incontrolables cada vez más. Cansado de esta situación y sumido en una fuerte depresión tomó la nefasta decisión de acabar con su existencia colgándose de una viga.
Ocurrió en la finca Agua Blanca, vereda Piedras Negras de Lebrija. Vivía con su hija y el esposo de ella, quien descubrió la lamentable escena el lunes cuando regresó de trabajar. No se recuperan del impacto.
“Era una persona amable, colaboradora, amigable con todo el mundo, nunca imaginamos que iba a cometer esa locura. Nunca nos dijo nada. Es muy triste”, manifestó uno de sus allegados.
No hubo despedida
Abel era padre de 4 hijos, oriundo de Mogotes y residió gran parte de su vida en Curití, donde trabajó como agricultor.
La enfermedad que padecía le habría traído algunos problemas emocionales y estrés, los cuales desencadenaron una crisis nerviosa.
Por este episodio, tuvieron que internarlo en una clínica y para estar más pendiente se habría trasladado con sus familiares a Lebrija. Sin embargo, lo seguían atormentando ‘sus fantasmas’.
Aunque no se quejaba, sus familiares sabían que su enfermedad lo deprimía, pero lejos tenían que pudiera atentar contra su vida.
Y llegó el día en que Abel aprovechó que su hija embarazada dormía y su yerno trabajaba, para ‘suspender’ sus penas y ponerle fin a su sufrimiento. Sus familiares se encuentran desconcertados.
