Ocurrió sobre las 6:45 de la noche del pasado sábado, cuando Edmundo se desplazaba al mando de una motocicleta Yamaha DT, de placas MRT-31A y de color blanco, por la transversal 17C con 18 del barrio ciudadela Villamil, justo por todo el malecón en aparente contravía, según dieron a conocer testigo a las autoridades de tránsito.
En ese mismo momento iba un automóvil transitando por el lugar. Moto y carro se encontraron y Díaz Carvajal, quizás consciente de la falta que estaba cometiendo, decidió subirse a un bordillo, en donde perdió el control de su vehículo y terminó sufriendo una caída.
Para tal mala suerte, su cabeza impactó con un bolardo del mobiliario urbano. El ‘golpazo’ lo dejó inconsciente en el suelo.
“Decenas de personas, entre adultos y niños, que a esa hora departían en los diversos juegos infantiles del sector, fueron enseguida a mirar lo sucedido.
Ellos reportaron el hecho a las autoridades y llamaron a las ambulancias para que le brindaran la atención requerida.
Ya para cuando llegó la ayuda, no había nada que hacer, don Edmundo había fallecido tras el trauma craneoencefálico sufrido. A quienes aseguran que la respuesta tardó mucho en aparecer.
“Fueron como casi 20 minutos que el señor duró tirado y aún tenía vida, se llamó y nadie lo subió a un carro o un taxi para llevarlo a la Clínica de Girón”, aseguró un testigo.
Ya solo restó que la Unidad de Criminalística de la Secretaría de Tránsito y Transporte de Girón adelantara el respectivo levantamiento del cadáver de la víctima.
“Mucha gente dice que iba en contravía, se encontraron y el señor se subió, perdió el control y sufrió la muerte. Fue un deceso inusual, al caer del bordillo con el que se tropieza, cae la moto metro y medio. Ahí se produjo la muerte”, dijo una autoridad de tránsito a Q’hubo.
El hombre de 62 años residía en el barrio Arenales 2 Etapa del municipio gironés, justo se dirigía a su casa cuando pasó el lamentable hecho.
Sus familiares y allegados, en medio de su dolor, ayer lo recordaban como un hombre trabajador, amoroso, de hogar y un gran padre.
Por varios años el hoy occiso laboró como operario en la empresa Santandereana de Aceites, Saceites, en donde estaba ad portas de salir jubilado.