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Científicos aseguran que “el fin del mundo” será en noviembre de 2026: esta es la razón

Un estudio publicado en 1960 predijo que el “fin del mundo” será en noviembre 2026. Se trataría de un punto crítico para la humanidad debido al crecimiento poblacional descontrolado.

En medio de un debate constante sobre el futuro de la humanidad, un antiguo estudio de los años sesenta captó la atención de los internautas. Dicho estudio sugiere que el 13 de noviembre de 2026 podría representar una fecha crítica. Este estudio, titulado Doomsday: Friday, 13 November, A.D. 2026, fue publicado en 1960 por los científicos Heinz von Foerster, Patricia M. Mora y Lawrence W. Amiot en la revista Science. Su objetivo era advertir sobre los riesgos del crecimiento descontrolado de la población y los posibles impactos que esto podría tener en el planeta.

La teoría de estos científicos se centra en la idea de que el crecimiento poblacional exponencial podría llevar al colapso de los recursos disponibles para sustentar a una población cada vez mayor. Según los autores, si la humanidad continúa creciendo al ritmo observado en los últimos dos milenios, alcanzará un “punto crítico” en noviembre de 2026. En esta fecha hipotética, la población mundial se acercaría teóricamente a un número “infinito”, lo que implica una sobrepoblación que superaría la capacidad de los recursos de la Tierra.

¿Por qué podría estar cerca el fin del mundo?

Von Foerster y sus colegas utilizaron una fórmula matemática basada en el crecimiento exponencial, donde la tasa de crecimiento de la población se calcula en función de su tamaño actual. En este modelo, a mayor población, mayor crecimiento, lo cual crea una aceleración que, según los autores, podría llegar a niveles insostenibles en algún punto.

La ecuación proyecta que para noviembre de 2026, la humanidad podría encontrarse en una crisis sin precedentes debido a una demanda excesiva de recursos como alimentos, agua y espacio habitable. Aunque no sugieren que el “fin del mundo” sea un evento inmediato, advierten sobre los riesgos de una crisis ecológica y social si no se controlan estos factores.

¿Quién dice que se acerca el fin del mundo?

Desde su publicación, este informe ha sido objeto de controversia y críticas. Diversos académicos señalan que el modelo de von Foerster no tiene en cuenta algunos factores clave que han modificado el crecimiento poblacional, como las políticas de control de natalidad, los avances en medicina y la tecnología que permite una producción más eficiente de recursos. Además, apuntan a que proyectar con exactitud una fecha de colapso es arriesgado, ya que las variables en la ecuación pueden cambiar drásticamente debido a factores imprevistos.

El contexto actual muestra que el crecimiento de la población se ha desacelerado en varios países gracias a políticas de planificación familiar y cambios sociales, como la tendencia a tener menos hijos. La fórmula matemática utilizada en los años 60, por lo tanto, puede resultar obsoleta ante los datos demográficos y las prácticas modernas.

¿Por qué se habla del fin del mundo?

Pese a las críticas, el estudio sigue siendo relevante hoy en día, pues ha inspirado a investigadores y expertos a debatir sobre los impactos del crecimiento poblacional en el medio ambiente. Aunque el “día del juicio final” sugerido en el informe puede ser una exageración, la preocupación sobre cómo gestionar los recursos en un planeta de población creciente sigue siendo real.

El cambio climático y la explotación intensiva de recursos han acelerado la urgencia de repensar cómo se administran los bienes naturales. En este sentido, algunos consideran que la advertencia de von Foerster y sus colegas sigue siendo un recordatorio importante sobre los límites del crecimiento poblacional y los desafíos de sostenibilidad que enfrenta la humanidad.

¿Es cierto que el mundo se acabará el 13 de noviembre de 2026?

El informe de 1960 ilustra cómo una proyección basada en datos matemáticos puede suscitar tanto preocupación como reflexión, abriendo un espacio para el debate sobre los modelos económicos y de crecimiento. En la actualidad, el mundo cuenta con herramientas tecnológicas, investigaciones sobre sostenibilidad y conocimientos sobre biodiversidad que podrían ayudar a enfrentar los desafíos futuros.

Especular sobre el fin del mundo es un recurso que se ha utilizado en diversas ocasiones, desde el famoso calendario maya que sugería que el fin de la humanidad sería en 2012, hasta las profecías de Nostradamus que lo predicen para el año 3797. Aunque la ciencia moderna tiende a descartar estos cálculos apocalípticos, estudios como el de von Foerster recalcan la necesidad de analizar de manera rigurosa cómo los humanos interactúan con el planeta y qué medidas tomar para asegurar una calidad de vida viable en el futuro.

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