La Tierra experimentó ayer domingo, 24 de marzo de 2024, una tormenta geomagnética de intensidad G4, la segunda más intensa en la escala, causada por una eyección de masa coronal del Sol, que puede afectar las telecomunicaciones, el internet y producir auroras boreales.
Los expertos las consideran‘masivas’ porque la Tierra es unas 100 veces más pequeña que el Sol. Por ello, cualquier evento que provenga del astro se recibe con una intensidad 100 veces mayor.
Las tormentas geomagnéticas son eventos naturales que tienen lugar cuando el viento solar, compuesto por partículas cargadas provenientes del Sol, interacciona con el campo magnético de la Tierra.
Esta interacción puede desencadenar una serie de efectos, desde auroras brillantes hasta perturbaciones en las redes eléctricas y sistemas de comunicación.
Qué las produce
La principal causa de las tormentas geomagnéticas es la eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) del Sol. Estas son enormes explosiones de plasma y campos magnéticos que pueden viajar a través del espacio interplanetario y alcanzar la Tierra. Cuando una CME impacta con el campo magnético terrestre, puede provocar fluctuaciones en el campo geomagnético, generando tormentas.
Los riesgos asociados con las tormentas geomagnéticas son variados. En primer lugar, las perturbaciones en el campo magnético pueden causar interferencias en las redes eléctricas, lo que puede resultar en apagones o daños en equipos eléctricos.
Además, estas tormentas pueden afectar los sistemas de navegación por satélite, las comunicaciones de radio y las redes de telecomunicaciones.
Otro riesgo importante es para la salud humana. Las personas que viven cerca de los polos y están expuestas a las auroras boreales durante las tormentas geomagnéticas pueden experimentar trastornos del sueño, fatiga y cambios en el estado de ánimo.
Además, los astronautas en el espacio pueden estar expuestos a niveles peligrosos de radiación durante estos eventos.
Aunque las tormentas geomagnéticas son un fenómeno natural, es crucial entender sus riesgos y prepararse para mitigar sus impactos.
Los científicos monitorean de cerca la actividad solar para predecir la llegada de estas tormentas y tomar medidas preventivas. Además, se están desarrollando tecnologías más robustas para proteger nuestras infraestructuras críticas de los efectos adversos de estas perturbaciones magnéticas.