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En el barrio Caldas de Floridablanca, ellas son unas ‘berracas’ para trabajar el cuero

El taller de Daniela Aldana y Andrés Max cumple 10 años de funcionamiento en el barrio Caldas de Floridablanca. Son cuatro mujeres que transforman el cuero en zapatos para dama y caballero.

Por las empinadas calles del barrio de Floridablanca, cuatro mujeres se encargan de ‘darle vida’ a cientos de pares de zapatos desde cero.

El día comienza a las 7:00 de la mañana, cuando ‘Lala’ Garnica abre la puerta del taller, ya que tanto ella como su compañera Wendy Vanessa Mejía viven a unas cuantas casas.

Ambas han dedicado casi la mitad de sus vidas al arte del calzado. 

Garnica con 13 de sus 33 años aplicados en uso de maquinaria y Mejía 16 de sus 30 años cumpliendo labores ‘de todito’, que van desde los retoque finales hasta el rol de ‘soladora’ y ‘armadora’. 

Así ‘nacen’ los zapatos

Todo zapato nace con el corte preciso de las diferentes piezas que lo conforman: la parte superior, la plantilla, el forro y la suela. Cada corte es ejecutado con precisión, aprovechando al máximo el material y asegurando un ajuste perfecto.

Una vez cortadas las piezas, el proceso de ensamblaje comienza. 

Son decenas de moldes, piezas y suelas las que descansan en las paredes. Gran parte del tiempo posan porque se está secando o esperando por continuar las etapas de producción. 

Una vez cortadas las piezas, el proceso de ensamblaje comienza. En este resalta la labor de Blanca Lucía Vera quien se encarga del proceso de guarnición, el cual consiste en unir cada una de las pizzas con la máquina de coser. 

A sus 51 años y con casi dos décadas de experiencia, no hay máquina que le quede grande a Blanca. No importa sí es de una o dos puntadas. 

El secreto de su habilidad radica en el hecho de que es mamá. “Con este oficio he sacado adelante a mis siete hijos” revela la guarnecedora del taller. 

Junto a ella, se encuentra una compañera muy especial, su hija: Shirly Sánchez Vera. Con 18 años, la joven toma la batuta de su mamá, a quien le ayuda a cortar las piezas de cuero que posteriormente serán intervenidas por la aguja e hilo. 

Retoques a la medida

Conforme el zapato va tomando forma, se realizan ajustes meticulosos para garantizar un acabado impecable. Es por eso que ‘Lala’ abullona el cuerpo del zapato, un proceso en el que se le adhiere látex para que tanto forro como carcasa de cuero se hagan uno.

Posterior a este proceso, el cuerpo se junta con la suela.

Finalmente, quien entra en acción es Wendy Vanessa. Ella realiza un proceso de pulido para realzar su brillo natural. Además, se añaden los cordones y cualquier otro accesorio necesario.

El último paso es quizá el más importante porque se cuida al detalle la imagen del producto final, que es lo que vende. 

Los múltiples años trabajando en la industria de las zapatillas le han dado cierta habilidad en los procesos delicados y también le brindaron una mirada más ‘coqueta’ a la hora de entregar cada par. 

Son cientos de pares salen al mercado al mes, con un sello que muy pocos zapatos tiene en la región: el sello de ‘la berraquera de la mujer santandereana’.

Si desea ‘calzarse’ usted mismo el trabajo de estas mujeres, puede comunicarse a los siguientes números: 322 8968550 y 301 2519220.

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