Una enfermedad pulmonar había agotado todas las posibilidades de tratamiento convencional para Mauricio Hernández Castaño. En el hospital donde inicialmente fue atendido, ubicado en su ciudad de origen, Manizales, le informaron que sería referido a otra clínica para dar continuidad a su tratamiento. «Ellos lanzaron un llamado de auxilio, y dos días después esta clínica en Bucaramanga había aceptado mi caso. Aunque originalmente tenía programado dirigirme a Medellín, lograron trasladarme aquí los primeros días de junio», expresó el paciente.
El equipo médico del Instituto Cardiovascular rescató a Mauricio de una situación crítica. “Mauricio, al ingresar a nuestra institución, presentaba una condición pulmonar crónica que lo había llevado a una hospitalización previa debido a su deterioro clínico. Se le administró un tratamiento inicial para aliviar síntomas y mejorar su condición dado su estado preexistente de compromiso pulmonar”, explica el Dr. Camilo Pizarro Gómez, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Adultos del Instituto Cardiovascular del HIC. No obstante, el paciente se agravó considerablemente, desarrollando una falla ventilatoria aguda.
Dado este contexto, fue necesario implementar una terapia avanzada: el soporte circulatorio mecánico llamado ECMO. Esta tecnología buscaría controlar su función pulmonar severamente comprometida. “A pesar de nuestros esfuerzos por alcanzar cierta estabilidad, la situación médica previa de Mauricio resultó en recaídas y en la necesidad de una terapia y un respaldo más intensos”. El especialista recalca: “Sabíamos que, al optar por el ECMO como parte de su tratamiento, esta acción serviría como un puente hacia un posible trasplante pulmonar” ya que la enfermedad había causado un daño pulmonar irreversible.
Ante la severidad de la situación de Mauricio, tanto él como su familia mantuvieron la esperanza de encontrar un donante capaz de cambiar el rumbo de los acontecimientos. “Yo soñaba con que todos los días llegaran los órganos para Mauricio, pero era consciente de que tenía que existir un ángel”, señala Diana Hernández Castaño, hermana del paciente, y quien ha estado a su lado durante todo este proceso. El tan esperado donante, llegó.
Se realizaron pruebas y más pruebas para evaluar la compatibilidad entre el donante y el receptor. Una vez completadas estas pruebas y descartados los riesgos de infección, coordinamos el momento de la cirugía y movilizamos a todo el equipo quirúrgico necesario”. Este proceso meticuloso garantizó que todo estuviera en orden para llevar a cabo el procedimiento.
‘Nacía’ la esperanza, era una nueva oportunidad para seguir viviendo, pero también el miedo de imaginar lo que podría pasar. Mauricio no tenía nada qué perder, su enfermedad era terminal. Pero sí mucho por ganar, así que aceptó el transplante.
El Instituto Cardiovascular del Hospital Internacional de Colombia (HIC) ha logrado un avance médico trascendental al llevar a cabo con éxito el primer trasplante pulmonar en la región nororiental de Colombia. Este procedimiento ha brindado una nueva oportunidad de vida a un paciente de 50 años que enfrentaba una enfermedad grave: una fibrosis pulmonar que empezó a padecer dos años después de que superara el Covid-19. La condición le generó fatiga constante, arrebató su capacidad para respirar con normalidad, y lo forzó a depender de oxígeno incluso para realizar las actividades cotidianas, por lo que cada día se convirtió en un desafío continuo.
Es importante resaltar que este avance representa la apertura de una nueva puerta hacia la salud para los pacientes que necesitan someterse a este tipo de trasplante. Según el Dr. Néstor Bernal, existe un considerable número de personas con enfermedades pulmonares que se encuentran en sus hogares, usando oxígeno y enfrentando restricciones en su movilidad y calidad de vida.
Tras esto, Mauricio Hernández, el receptor del trasplante, se convierte en un firme defensor de la donación, alentando a otros a considerar el acto altruista de regalar vida: “Yo que estuve en este proceso, y tengo la posibilidad de tener una larga vida con mi familia, soy convencido que se debe hacer, se debe promover, se debe regalar vida. Si uno ya no la necesita, ¿qué sentido tiene llevársela?”, puntualiza. Actualmente el paciente continúa su proceso de recuperación con éxito.
