Era muy social, muy dado a querer. Quienes lo vieron crecer aseguran que siempre tuvo talento para el deporte y era muy disciplinado.
Entrenaba a varias personas y su gimnasio fue prosperando pero, aunque en lo laboral todo marchaba bien para Jhan, en los asuntos del corazón las penas lo embargaban.
Hace dos meses había terminado una relación sentimental y aunque no lo demostraba, estaba afectado.
“Era un muchacho muy noble, no se le veía la tristeza por fuera pero estaba muy mal por dentro”, contó Jorge Gómez, su padre.
El miércoles a las 3:30 de la tarde, Jhan salió de su casa diciendo que iría para el gimnasio pero su hermano fue a buscarlo dos horas después y no estaba.
Ese día, a las 7:30 de la noche, a 23 kilómetros de Ocamonte, en jurisdicción de Charalá, reportaron el hallazgo del cuerpo en el sector de la Jabonera, en las antenas.
Luego de que agentes del CTI de la Fiscalía hicieran las labores de actos urgentes, confirmaron que se trataba de Jhan Carlos. Habría ingerido un veneno para acabar con su existencia.
“Él ya iba dando un gran paso y estaba tratando de cerrar esa relación desde hace tiempo.
“Siempre tenía una compostura alta, pero en esos últimos días no decía nada”, comentó un primo de la víctima.
Para sus familiares y seres queridos quedarán los buenos recuerdos y la sonrisa que lo caracterizaba.