Darío Gómez, el Rey del Despecho, será eterno desde su trono. En Una Cruz, Tierra y Olvido cantó: “ojalá que cuando muera\ me despidan yo quisiera\ sin lágrimas ni dolor”, y sus fanáticos le han cumplido porque su tumba en Campos de Paz se volvió sitio de romería y peregrinaje al que llegan a diario cientos de seguidores a rendirle tributo y a tomarse fotos.
Desde que el artista fue sepultado en el cementerio, este ha vivido lo que hace muchos años no se experimentaba: de seis a seis, las doce horas del día, cientos de personas de la ciudad y muchos foráneos de todas las edades se acercan en taxis, carros, motos y a pie con la intención de encontrarse con el ídolo que les dejó de herencia temas inmortales como Daniela, Sobreviviré o Nadie es eterno en el mundo. Ante su tumba se comportan como si él aún estuviera caminando entre ellos.
La fosa, marcada con el 01-011-01 y en la que solo está la fecha de deceso del hoy por hoy más famoso ‘huésped’ del cementerio, se asemeja más a un jardín gracias a las ofrendas florales de los visitantes.
Según Marcela Bermúdez, coordinadora de compras de Campos de Paz, el alto flujo de visitantes que cada día llega donde El Rey del Despecho se ha vuelto incalculable pues, aparte de quienes vienen directamente a buscarlo, también están quienes inicialmente van a visitar otro fallecido y se dan la pasadita por la tumba, en la que no puede faltar la foto tipo selfie.
También está quien, con la tristeza intacta del velorio de un allegado en Campos de Paz, busca un poco de sosiego en la última morada del intérprete.
“Hay gente que llega a orarle a la tumba, hay otros que sin conocerse se encuentran allí y se ponen a compartir anécdotas de él. Incluso se ven personas que llegan y le cantan algunas de sus canciones. También están otros visitantes en sus vehículos que le ponen algunos de sus temas”, contó Bermúdez, refiriéndose al finado como si aún estuviera de gira.
De hecho, y sin quererlo, la tumba de Darío Gómez es ahora referente turístico de la ciudad, pues entre la romería de visitantes se encuentran muchos foráneos que vienen a ver dónde quedó El Rey.
Es más, tremenda sorpresa se llevaron la semana pasada los trabajadores y visitantes de Campos de Paz cuando de un bus no descendió una comitiva fúnebre sino un nutrido grupo de turistas de Cali.
Ayer había otro grupo de turistas. Dos de ellos eran los bogotanos Jeison Salcedo y Leidy Suárez, que decidieron agregar a su itinerario en la ciudad una visita a Gómez.
Ella, visiblemente emocionada, señaló que era un sitio obligado de la agenda. Jeison, un poco más tímido, indicó que era impensable venir a Medellín y no estar en el lugar que tanto revuelo nacional causó hace dos semanas.
Un milagro llamado Darío
A la presencia del Rey en Campos de Paz ya se le achacan ‘milagros’, pues muchos fanáticos del cantautor compran a los floristas del camposanto desde humildes paquetes de flores hasta vistosos ramos, lo que ha repercutido en las ganancias de estos últimos.
Y es que hasta ayer y en una prueba de devoción al músico, en la tumba de Gómez no había ni una flor seca y sí 16 elegantes y frondosos ramos, así como pequeños paquetes de coloridas plantas que los empleados de Campos de Paz se encargaron de organizar de la manera más estética.
Por fortuna, y al contrario a lo sucedido en el día de su sepelio, las visitas de los fieles seguidores de Gómez no han causado ningún problema de orden público. De hecho, según Bermúdez, hasta la Policía dejó de hacer las rondas que antes desarrollaba de manera continua pues el comportamiento de los visitantes ha sido ejemplar.
“La gente viene, hace sus homenajes, y en cinco o 10 minutos se van. Así es todo el día. Entonces aquí, por fortuna no ha habido problemas de ningún tipo”, agregó.
A los amantes del rock les toca ir a Graceland en Tenneesse para visitar la tumba del rey Elvis Presley; los del pop deben ir hasta Forest Lawn Memorial Park, en California, para estar cerca de los restos de Michael Jackson, el rey del pop. Por fortuna a nosotros, los seguidores del despecho, solo nos basta cruzar la avenida 80 para encontrarnos con Darío Gómez, el eterno Rey del Despecho.