La historia de Suso, un personaje que fue abandonado por su papá y al que le hacen bullying por tener las cejas juntas, ojeras y ser mueco, fue el pretexto que el comediante Dany Hoyos usó para hablar de salud mental desde la comedia.
Lo hace en la obra Suso a la carta, obra que este viernes 31 de marzo y sábado 1 de abril tiene funciones en el teatro de la Universidad de Medellín, en la que el personaje creado e interpretado por Dany le escribe una carta a su padre ausente y a los compañeros del colegio que le hacían matoneo.
Hoyos, que ha sufrido cuadros de depresión y ansiedad, busca que en la sociedad se hable de salud mental sin tabúes, así como se habla de fútbol, política o de las cosas cotidianas de la vida. Aprovechó sus propias vivencias y se documentó para poner en escena temas como la gordofobia, la ida al psicólogo, el acoso o la falta de una figura paterna, porque como él mismo lo dice “el humorista debe decir en el teatro algo más que chistes”.
Dany, que hace tres años abrió la librería Te Creo y es columnista de El Colombiano, habló con este diario acerca de las dificultades de llevar a escena, a la comedia, un tema tan complejo como la salud mental.
¿Cómo nace la idea de escribir y hacer comedia a partir de un tema como la salud mental?
“Hoy el humorista debe decir algo más de la comedia, respeto mucho a los que solo hacen humor, pero en los teatros hay que dejar algo, que le gente se vayan con un tema que los mueva, que los ponga a pensar y mi intención es que todo el mundo hable de salud mental como si hablara de los chismes de la semana, la idea que deje de ser un tema tabú.
Pocos hablan de eso y muchos tenemos problemas y rayones, creen que si van al psicólogo los van a tildar de los locos. Quiero que la gente salga del teatro queriendo hablar de salud mental”.
¿Qué tan complejo fue ese proceso creativo de llevar a la comedia un tema como este?
“Digamos que es un proceso de año, he tenido un cuadros de depresión y ansiedad y he consultado con muchos profesionales, psicólogos y psiquiatras, y cuando comencé a pensar en la obra todo eso me sirvió. Se hizo una selección de qué temas abarcan más cosas y son permeables por el humor. Hablamos de la depresión, del proceso de ir al psicólogo, la transformación del cuerpo, la gordofobia, el bullying y la ausencia paterna”.
¿Hay un hilo conductor en Suso a la carta?
“El hilo conductor es la historia de Suso, un persona que es abandonada por el papá y le hacen bullying en el colegio. Es un man mueco, con ojeras, con las cejas juntas, que habla mal, que es un foco de acoso impresionante, con esas condiciones era para que todo el mundo se la montara y hablamos mucho de eso.
Se llama Suso a la carta porque él le escribe una carta a sus papá ausente y a sus compañeros del colegio. Es una obra sobre la salud mental en general, a partir de los traumas que se tienen desde pequeño”.
¿Hubo temor o recelo por la forma en la que el público recibiría la obra?
“Es la primera vez que Suso, que es un personaje tan blanco, habla de suicidio, afortunadamente toda la gente lo ha recibido muy bien en todas las ciudades en las que hemos estado. Había temor porque no tocarlo con el respeto que se merece el tema y nos ha ido muy bien”.
Igualmente, Suso siempre ha sido muy reflexivo…
“La gente que va al teatro a ver mis shows siempre sale pensando en algo. Las obras deben decir algo más allá de reír, siempre he procurado dar eso. Son muy distintas al programa de televisión, una experiencia diferente”.
¿A partir de sus diagnósticos de depresión y ansiedad qué tan complejo fue abordar el tema?
“Ya lo venía haciendo entonces fue fácil, lo otro fue que me documenté con textos especializados, combiné la experiencia personal con la academia, y como mi esencia es sacarle humor a la vida me fluyó”.
¿Cómo son esos momentos previos antes de salir al escenario, en la transformación de Dany a Suso?
“Todo gira alrededor del sombrero, cuando me lo quito dejo de ser Suso, así que cuando mi equipo necesita hablar con Dany me lo quito y hablamos, es un rito que tengo. Lo otro es que en el momento de entrar al escenario me imagino el final del show, a la gente aplaudiendo, me imagino que nos fue bien”.
¿Cómo queda después de un show con tanta descarga de adrenalina?
“Me gusta mucho estar en el escenario, me encanta, no quedo cansado físicamente, sino mentalmente porque entregó mucha energía, es un cansancio sabroso, feliz”,
¿Qué viene después de este par de shows en Medellín?
“Ya hemos recorrido el país, nos faltan algunas ciudades, de Medellín volvemos a Bogotá en Semana Santa en el teatro de Alejandra Borrero, en Casa E, y después vamos para Chile, Guatemala, a siete ciudades de Estados Unidos, Panamá y Ecuador”.
¿Cómo está viviendo la faceta de librero con Te Creo?
“Es algo emocional, vender libros no es un gran negocio, sino ya Bill Gates tuviera una librería, no es una gran negocio, pero da muchas alegrías. Particularmente me gusta mucho la literatura, entonces disfruto mucho cuando la gente va a las librerías y conversamos de libros. Abrí la librería obvio par vender libros, y para ir hablar con la gente”.