Pero a partir de 1977, la acción evangelizadora de los padres misioneros de Nuestra señora de la Consolata en compañía de las hermanas del Divino Amor y los residentes del sector se pusieron manos a la obra para levantar su propio templo.
La devoción por Nuestra Señora de Guadalupe impulsó a sus habitantes a querer bautizar el recinto en su honor. Y como ya había una parroquia bajo el nombre de ‘la guadalupana’, se decidió optar por uno de los apodos más conocidos que tiene: Emperatriz de Las Américas.
La parroquia se hizo realidad gracias al apoyo económico de sus fieles y a las manos de distintos miembros fundadores que participaron en la construcción del espacio sagrado. Nombres como los del padre Bruno Batelli, Luis Thoma y Luis Taquini son recordados en una placa que se encuentra en el atrio. También relucen la participación activa de Horacio Useda, Efrain Bueno, Celina Pinto, Anacelia García y Sonia Bonilla.
El sentido de pertenencia por las actividades pastorales resalta en la cordial actitud de sus colaboradores, quienes están liderados por el padre Alexander Pérez Flórez.
A pesar de que fue erigida como parroquia hasta el 10 de Agosto de 1993, la comunidad cuenta con más de 46 años de funciones y actividades que impactan tanto en el empinado barrio como en zonas aledañas.
De lunes a sábado las 6:30 de la tarde es la hora de la santa eucaristía, los miércoles la celebración es a las 7:00 de la noche en las zonas pastorales y el domingo a las 7:00 de la mañana inicia una de las tres liturgias de fin de semana.