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Tres meses han pasado desde que se llevaron a Víctor Julio y aún no hay noticias de él

Para brindar información, se pueden comunicar a los números 3054715349 o al 313 2512960 de la Defensoría del Pueblo.

Desde hace tres meses, Vilma Ochoa no concilia el sueño. Extraña profundamente a su esposo Víctor Julio Rodríguez Parra, quien fue sacado a la fuerza de su finca en la vereda Quebraditas, corregimiento Santa Cruz de la Colina, en Matanza.
Han sido 90 días de incertidumbre, desasosiego, angustia, porque desde la noche del 21 de julio no han tenido noticias suyas. Nadie se ha comunicado con la familia ni siquiera para pedir una recompensa.
“No sabemos por qué se lo llevaron, porque no somos adinerados. Nunca tuvimos problemas con la comunidad. No se conocieron amenazas. No encontramos explicaciones. Lo único que pido es que le respeten la vida, es un adulto”, manifestó con su voz entrecortada Vilma, con quien Víctor lleva 40 años de casado. Justo en septiembre estaban de aniversario.
La tristeza que embarga a la mujer y a los tres hijos es grande. Todos temen que su salud se haya complicado, pues tendría problemas en las rodillas y sufre de depresión en momentos de estrés.
Movida por el desespero, Vilma les pide a quienes hayan visto algo que aporten información en la investigación. Cualquier dato es valioso. “A quienes se lo llevaron queremos decirles que no tenemos plata, que no queremos que lo tengan más tiempo. Queremos que lo devuelvan, que lo liberen ya. Lo único que tenemos son deudas”, dijo su afligida esposa.
Para brindar información, se pueden comunicar a los números 3054715349 o al 313 2512960 de la Defensoría del Pueblo.

Terrible noche
El 21 de julio Víctor se encontraba en su parcela acompañado por su esposa y su cuñado. Acababan de cenar y se disponían a descansar cuando sus perras comenzaron a ladrar. Avisaban de una presencia extraña en el lote.
“Pensamos que era un fara, mi hermano salió y dejó la puerta abierta; en ese momento entró un hombre y lo encañonó. El grito fue tan terrible que nosotros salimos asustados.
“Fue cuando vimos a esos tipos en la casa. Fue terrible, tenían tapabocas y cachuchas. Nos encerraron en un cuarto (Vilma y su hermano) y nos pidieron que no hiciéramos nada. Eso fue como a las 7:30 de la noche. Salimos como a medianoche, pero se habían llevado a mi esposo”.
Desde ese momento le perdió la pista a su amado.

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