ADX Florence o Alcatraz de las Rocosas, ubicada en medio del desierto en el estado de Colorado, en Brooklyn, cubre 15 hectáreas y está protegida por una cerca de alambre de púas de 3.6 metros de altura.
Esta es la cárcel de máxima seguridad que albergará a ‘Otoniel’ y a otros peligros terroristas y narcotraficantes como a Joaquín Guzmán Lorea, el ‘Chapo’ Guzmán, condenado a cadena perpetua y a 30 años de prisión por liderar el grupo criminal el Cartel de Sinaloa, en México.
Las frías celdas de esta reclusión también tienen a miembros del grupo terrorista Al Qaeda, a Simón Trinidad y a otros temidos delincuentes de talla mundial.
Michael Swango, un médico que envenenó a por lo menos 60 de sus pacientes, también será vecino de ‘Otoniel’.
La celda, entre púas y francotiradores
El cuarto en el que está ‘Otoniel’ solo cuenta con las necesidades básicas.
Las medidas son extremas y eso fue corroborado por algunos empleados de la prisión. En el 2015, Robert Hood, que fue el director de la cárcel por muchos años, le dijo al New York Times que la cárcel «no había sido diseñada para humanos».
Este es un lugar lúgubre, con máxima seguridad y custodiado por varios guardas de las autoridades americanas. Incluso, estas instalaciones poseen rayos láser cerca a las periferias para alertar a guardias sobre intentos de escape.
Púas, francotiradores, torres de vigilancia y hasta patrullas con agentes armados mantienen el control de los reclusorios.
La celda, donde el prisionero desayuna, almuerza y come es de tan solo 3.5 metros por dos metros de ancho.
Cuenta con inodoro hecho en acero inoxidable, una ducha pequeña y un espejo hecho de acero pulido. Todos los diseños están hechos para evitar que el delincuente pueda suicidarse o represente un riesgo para el personal de la cárcel.
La cama es de a penas un metro de ancho por 1,70 de largo. Está hecha en cemento y cuenta con un colchón y una almohada. En su celda permanece 24 horas al día, los siete días a la semana. Solo tiene dos horas para tomar al sol y se hace dentro de una celda que es conocida como la jaula, pues es resguardada por los barrotes de hierro que impiden su escape.
Fugarse de estas celdas es misión imposible. En la historia, ningún reo ha podido escapar debido a sus grandes esquemas de seguridad.
‘Otoniel’, el Chapo Guzmán, Simón Trinidad, miembros de Al Qaeda y otros presos que quizá nunca se conocerán ni cruzarán los mismos pasillos, pasan sus días en medio del encierro, la incertidumbre y con la pérdida de la noción del tiempo.
