Muy al norte de Bucaramanga se encuentra un barrio que lo tiene todo, bueno casi todo.
Hablamos del Claveriano, un sector popular de la ‘Ciudad Bonita’, con 23 años de historia y mucho por contar.
Antes de llegar a La Cemento, por la vía al mar se encuentra el barrio, con más de 1.400 habitantes y unas 320 casas, muchas ya reformadas.
A este lugar, los Padres jesuitas dieron un aporte a la comunidad, unos $700 mil, en ese entonces, para que cada persona tuviese su vivienda.
Claveriano ofrece buen clima y por estar justo al lado del río Suratá se siente buena brisa.
Tiene espacios públicos para el encuentro familiar, zonas verdes y equipamientos a los habitantes de este sector, atraen la atención y valoración de los vecinos y otros ciudadanos hacía el río, su riqueza paisajística y ambiental y garantiza la protección sostenible de la ronda hídrica.
Para muchos de sus residentes, es un jardín, pues tiene el Parque Lineal Jardines del Río Suratá.
Éste es un proyecto urbano propuesto en el 2019 por el Gobierno para integrar los barrios de la Comuna 1 en Ciudad Norte al Río Suratá.
El parque cuenta con un mobiliario urbano ergonómico, gimnasios al aire libre, juegos infantiles y la construcción de canchas, andenes y plazoletas, entre otros ambientes, enmarcan un plan de acción que construye bienestar en el Norte de Bucaramanga.
Hasta aquí todo es muy bonito, pero según sus habitantes y líderes comunales, hace 16 años tienen un peligro, que para muchos de los que a diario pasan por allí es todo un acto de equilibrio; hablamos del ‘puente peatonal’ que los lleva a La Cemento y que comunica con otros barrios como San Valentín, Villa Rosa, Villa Helena, Olas, Kennedy, Café Madrid y Colorados.
La comunidad de estos barrios del Norte arriesga su vida para cruzar de un lado al otro ante la ausencia de un verdadero puente peatonal. Tres personas se han caído de la improvisada estructura donde una murió.
Este paso lo usan estudiantes para acortar sus recorridos y habitantes del barrio para tomar transporte o legar a sus casas.
La cañería suspendida en el aire se convirtió en la única opción de conexión entre los dos sectores. El puente es un tubo que mide cerca de 12 pulgadas de diámetro, 25 metros de largo y está instalado a una altura de seis metros sobre las aguas del río Suratá.
Al respecto, Abraham Vargas, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Claveriano Norte, recuerda como “más o menos en el año 2001, se construyó este canal para sacar las aguas negras del barrio Colorados. Pusieron el tubo y lo apoyaron sobre una estructura de metal, que semeja unas barandas. Desde entonces, la gente, para evitar dar una vuelta de 40 minutos para pasar hacia La Cemento comenzó a pasar por aquí”.
Si los habitantes de La Cemento quisieran movilizarse desde el barrio Claverianos hacia La Cemento, tendrían que caminar cerca de 40 minutos (5 kilómetros) por la vía que conduce hacia la Costa Atlántica. Sin embargo, por el tubo, este recorrido tarda en promedio tres minutos.
Estudiantes del Colegio Fe y Alegría, padres de familia, adultos mayores o quienes necesiten movilizarse se sujetan de las barandas que sostienen al tubo, dan pasos, de a uno, sobre la desgastada cañería, equilibran sus brazos hasta que logran llegar al otro extremo. Si miran hacia abajo, el miedo a una caída les puede jugar una mala pasada.
“Mi barrio es bello pero el puente es una necesidad urgente. Al Gobierno le pedimos que se haga esta obra, pues está en el proyecto del Parque Lineal y no ha hecho. ¿Dónde está el dinero? Y tengo entendido que ya estaba asignado el dinero pero no lo hicieron”, dice Abrahám Vargas.
¿Y dónde está la solución?
Aunque esta problemática lleva cerca de 16 años, pasan las administraciones y no solucionan nada.
El presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Claveriano, Abrahám Vargas, indicó que “así como las autoridades no tuvieron otra solución para sacar las aguas negras de Colorados que traerlas a nuestro barrio, de la misma manera, pedimos que lo arreglen para poder pasar de manera segura o que nos construyan un puente. Pese a los accidentes no ha sucedido nada grave, pero si el río está crecido y un niño cae, se lo lleva”.
Vargas propuso que “como ya están las barandas y el hierro está bueno, deberían instalar unas tablas sobre el tubo para protegerlo y que las personas puedan pasar de manera segura. Sólo hace falta taladrar algunas de las varillas, instalar tornillos y colocar las tablas”.