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Las ruinas del Cine Riviera en Bucaramanga están a punto de ser demolidas

En los próximos meses se demolerán las ruinas del histórico Cine Riviera para dar paso a una moderna clínica de ortopedia. ¡Qué nostalgia!

El Cine Riviera, que nació como uno de los teatros modernos más grandes de Bucaramanga, el 23 de marzo de 1973, hoy ya es historia.

La sala que tenía espacio para albergar 660 personas y que a principio de la década de los 90 se dividió en dos, hoy está convertida en una clínica de ortopedia y una de sus partes espera ser demolida.

Los recuerdos de este cine son muchos. Nació como la necesidad de la familia Torres Peralta por incursionar en este modelo de negocio, que recibió el nombre de Cine Riviera debido a la Riviera Francesa, a principios de la década de los 70.

Según los historiadores y conocedores de este sector cultural en Bucaramanga, el teatro se consagró en su momento como uno de los más grandes de la ciudad y uno de los más modernos, pues tenía mayor capacidad de personas a diferencia de los otros, que ya empezaban a pasar a la historia.

«Fue uno de los más modernos. Se creó en tiempos en los que había mucha competencia de los teatros. Pero empezó a ser un fracaso porque apareció la tecnología y esto empezó a pasarlo al olvido», manifestó el escritor Jairo Alberto Garnica.

Por su parte, Eduardo Durán, quien también conoce la historia del séptimo arte en Bucaramanga, considera que la creación del Riviera fue una «alternativa» del cine que se venía haciendo en la ciudad.

«Era un teatro moderno que superaba todas las expectativas respecto a los demás», puntualizó.

Se apagó el reflector

Pese al auge que tuvo el Teatro Riviera en Bucaramanga, la llegada de los cines a los centros comerciales, más modernos, con mayor capacidad y mejores condiciones físicas, hicieron que a mediados de la década de los 90 los cines tradicionales empezaran a decaer.

Es así como el mismo Teatro Riviera empezó a atravesar una crisis.

«Llegaron los centros comerciales y las personas dejaron de ir», afirmó Luis José Galvis, quien en el pasado hizo un documental sobre este cine y es profesor universitario.

Según Galvis, en 2008 la familia Torres Peralta, que tenía raíces de Bucaramanga y Bogotá, decidió cerrar por completo el cine y apagar los reflectores que durante más de 20 años estuvieron prendidos, proyectando las películas más sonadas de la época y siendo cómplice de los amoríos que nacían en medio de la producción.

Pese a su cierre, las viejas instalaciones del Riviera siguieron funcionando, pero no como una sala de cine moderna en la que se proyectaban películas y era epicentro de reuniones de amigos y familias enteras, sino como un establecimiento de encuentros sociales, eventos religiosos y culturales.

De cine a clínica

Tras empezar en caída, en 2016 la familia Torres Peralta decidió vender el establecimiento que estuvo abierto durante 38 años.

Este fue comprado por un médico que ya tenía en funcionamiento los centro clínicos Riviera, que justamente coincidía con el nombre de este cine que ya cerraba de forma definitiva sus puertas.

Tras esta intervención, una parte del antiguo cine pasó a ser Clínica La Riviera, que funciona en el barrio La Aurora. Entre tanto, las viejas instalaciones serán demolidas en los próximos meses para hacer parte de este centro clínico, donde operan centros de ortopedia.

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