‘La Chavelita’ es un negocio familiar que lleva 20 años en María Paz, al Norte de Bucaramanga.
María Isabel Pabón lo fundó y desde entonces no ha parado de servirle a los clientes de su barrio.
Dice que comenzó con un plante pequeño y así logró surtir la tienda que con esfuerzo hoy conserva.
“Cuando inicié la tienda era pequeña. Fueron cerca de $1.500.000 de surtido, algo pequeño pero acogedor”
“A ‘La Chavelita’ la conocen todos por este sector de la calle 16A. Formé la tienda en ese entonces porque quería trabajar independiente. Ha sido un buen negocio para mí; Una bendición gracias a los clientes”, comenta esta mujer, dedicada 100 % al comercio.
Con el objetivo de crecer como tendera, María Isabel fue ahorrando y así logró ampliar el negocio, siendo hoy uno de los de mayor clientela en la zona.
“Ya son varios años de mi vida en esta situación; con el tiempo es agotador, a veces pienso que ha sido una etapa más de mi vida, pero pues continúo hasta que Dios me disponga”.
“Hoy en mi tienda trabaja mi esposo y tenemos un joven que nos ayuda todos los días y muchas personas vienen y siempre las atendemos con el gusto de poder servirles en lo que necesiten”, comenta.
Con este propósito, sostiene que el cliente del barrio es de dos maneras: unos excelentes por su forma de pago y otros los que quedan debiendo, pero eso ya es una realidad en todos lados.
“Mi fortaleza como tienda es que está bendecida por Dios y porque tiene un surtido amplio; se vende de todo”, dice.
Frente a los grandes retos y cambios que ha tenido la economía sostiene. “Hemos tendido cambios de precios. A lo que es hoy la canasta familiar a veces se dificulta ‘complacer’ a un cliente por lo costoso. Uno trata de dar buenos precios, pero cada día suben los productos y eso afecta al tendero y el cliente”, afirma María Isabel.
El barrio tiene muchas tiendas y para el cliente es una gran alternativa. Muchas abren a las 6:00 de la mañana y le dan de corrido hasta las 10:00 de la noche.
“Acá trabajamos entre todos; aquí no se le desea el mal a nadie, al contrario, siempre pedimos a Dios para que todos vendan y salgan adelante”.
“Sabemos que la canasta familia tiene todo costoso. Desde el pan, la leche y los huevos, que es lo básico para el desayuno. Y qué decir de comprar para el almuerzo: el arroz, la papa, un atún y los granos dieron un giro grande en sus precios, pero todos vendemos y los habitantes son agradecidos”, manifiesta.
Finalmente dice que los negocios de barrio no desaparecerán, pues están cerca, son económicos y se vende lo que necesita el ciudadano.
“Alternativas siempre van a existir, aquí el cliente trata de buscar lo más económico; en las tiendas de barrio todavía se ven y eso es gracias a que hay mucho pedido y competencia. Eso hace que se hagan ofertas a los tenderos, pero los productos después que suben no bajan de precio”, finaliza.