La escena era escabrosa; en la Finca La Esperanza, ubicada en la vereda La Palúa del municipio de Cantagallo, en el sur de Bolívar, familiares hallaron el cuerpo de Luis Santiago Hernández Guillén, de 64 años, en estado de descomposición e incinerado.
Testigos cuentan que el hombre fue visto por última vez en la finca donde residía, el pasado 11 de febrero, y fue solo hasta el pasado miércoles 15 cuando la familia se percató que había sido asesinado. “Él vivía ahí, la familia llegó para saber de él y lo encontraron muerto de una forma muy fea, quemado casi todo el cuerpo”, comentó un allegado a la víctima.
Sobre las causas y los responsables del asesinato de este adulto mayor, es poco lo que se sabe. La policía ya inició las investigaciones, “tenemos que esta personas llegó a la morgue del cementerio local del municipio de San Pablo, en el sur de Bolívar, la familia indicó que lo encontró incinerado, el cuerpo llegó en estado de descomposición por lo que ya estamos en el proceso de recolección de información para tratar de conocer qué pasó. Realizamos los actos urgentes correspondientes del caso”, informó la Policía del Magdalena Medio.
La Asociación Víctimas Crímenes del Estado (Asorvimm) rechazó este y otros hechos de violencia ocurridos durante esta semana en el sur de Bolívar, tales como la muerte de un joven en San Pablo, incursiones de grupos armados y amenazas a varios campesinos de la región.
“En esta región donde ocurre el asesinato de esta persona hace presencia la guerrilla del Eln, las Farc Ep, las AGC y las fuerzas militares de Colombia (…) por lo anterior hacemos el llamado a los actores del conflicto a respetar los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, la vida e integridad de los pobladores de la región”, expresó la organización en un comunicado de prensa.
El cuerpo fue reclamado en Bucaramanga
Hasta Medicina Legal de la capital de Santander fue trasladado el cuerpo de Luis Santiago, allí un hermano, Benjamín Hernández, se encargó de la penosa diligencia de reclamarlo para su posterior sepelio.
Aunque no vivía con él, relató que siempre se caracterizó por ser una persona trabajadora. Desconocía que tuviera problemas ya que se dedicaba al cultivo y cuidado de una finca en esa región.
“Cultivaba yuca y plátano. No sabemos mucho de lo que pasó. Solo que estaba en estado de descomposición, que lo mataron y lo dejaron tirado. Allá reina la ley del silencio y pues esperemos que las autoridades hagan algo para esclarecer su muerte, pero allá los muertos quedan sepultados sin investigación”.
Las exequias del hombre se realizaron en la mañana del jueves en el municipio de San Pablo.
