Margarete Soares es una brasileña de 56 años que encontró a su familia biológica sin querer. Resulta que quería comprar un carro, y para ello le solicitaron varios documentos, por lo que encontró por casualidad su verdadero apellido, el cual fue clave para averiguar quiénes eran sus parientes.
Cuando pasó todos los documentos y estaban en el análisis de los datos, los encargados de la entidad financiera la llamaron a preguntarle por José Roerto Soares, quien posiblemente sería su hermano. Fue allí cuando ató cabos y se dio cuenta de que estaba muy cerca de su familia biológica.
“Hasta entonces yo no sabía que tenía hermanos, solo sabía que María (madre biológica) había muerto. Pero vi que José tenía un apellido como el mío, entonces pensé en la posibilidad de que fuera mi hermano y lo busqué en redes sociales. Cuando encontré su perfil y vi la foto, me di cuenta de que éramos muy parecidos”, contó.
Cuando Margarete apenas tenía 2 años de vida, fue dada en adopción, a una familia que, según el testimonio de la mujer, le brindó una buena calidad de vida, razón por la que nunca vio necesidad de buscar a su familia biológica.