En Colombia los derechos de las minorías se han ganado, generalmente, con el amparo de la Corte Constitucional. Y Cali, la tercera ciudad más importante del país, ha sido epicentro de esas luchas: comenzó con el matrimonio civil entre personas del mismo sexo y, ahora, con el reconocimiento de las garantías para acceder a la educación a personas con diversas expresiones de género.
A sus 39 años, Johnajohn, a quien se le asignó el género masculino al nacer y transitó al femenino pero no se identifica con ninguno de los dos, ha logrado un hito más para la comunidad LGTB: que un programa académico profesional tenga el reconocimiento de tercer género o no binario.
Elle, como prefiere que le digan, asegura que el acompañamiento jurídico de su universidad y la sentencia 447 de 2019 de la Corte Constitucional (que permitió por primera vez el cambio de nombre de una trans en el registro civil) fueron fundamentales para que el Ministerio de Educación aprobara la titulación con el reconocimiento que había buscado.
«Soy consciente de que como activistas o artistas hacemos una labor pedagógica y este título académico más allá de certificarme, sienta un precedente al poner en el debate dos temas fundamentales: el nombre identitario de las personas y las expresiones de género no binarie, que son una construcción del lenguaje social», explica a Efe la maestre.
Ni hombre ni mujer
Johnajohn sintió desde su infancia que no encajaba en los roles de género tradicionales, y que a través de su cuerpo representa una «multiplicidad de expresiones de género» que reafirma desde lo artístico con sus «performances».
Realizó un documental que se titula «Trasvestirse en tiempos de precariedad, historias de familia» y que explica lo que significa la no binariedad. «No correspondo a construcciones de género hegemónicas o estereotipos. Soy una multiplicidad de expresiones, por tal motivo me construyo desde esa no binariedad», apunta.
Su trayectoria y formación universitaria le permiten desarrollar arte con el cuerpo, con el vestuario, con la gestualidad; crear artes plásticas y arte relacional, que tienen que ver con la construcción de un tejido comunitario.
Relata que entre su familia ha encontrado esa barrera de los prejuicios y defensa de valores tradicionales, pero su trabajo pedagógico ha permitido encontrar espacios de interlocución.
El día de su graduación, por ejemplo, asistió a la ceremonia con sus dos madres: la biológica, que es su sustento emocional dentro del hogar; y su madre trans, quien es su par y sufrió al igual que elle la discriminación de la década del 70.