José Antonio Potes Cáez es un joven colombiano de 27 años que permanece recluido en una de las cárceles de El Salvador porque un tatuaje que lleva en el pecho fue argumento suficiente para acusarlo de pertenecer a las pandillas salvadoreñas.
Potes viajó a El Salvador deslumbrado por la propaganda que el presidente Nayib Bukele promociona sobre ese país centroamericano. El colombiano viajó desde Río Frío (Valle) hasta esas tierras en búsquedas de oportunidades laborales.
Al llegar al aeropuerto fue detenido por oficiales salvadoreños, quienes lo acusaron de pertenecer a la denominada pandilla de los maras.
“Todas las noches lloro. No me lo dejan ver por ese régimen que hay allá”, lamentó en Noticias Uno Eliana Potes, madre del joven.
Bukele se ha caracterizado por usar el poder coercitivo del Estado en la implementación de su política de seguridad. Solo en enero pasado inauguró una megacárcel de 166 hectáreas para recluir a unos 40.000 pandilleros.
El tatuaje en el pecho de Potes, que ahora es la supuesta prueba de que es pandillero, es solo el nombre de su abuela con las fechas de nacimiento y defunción.
La familia relató que el colombiano permanece en una cárcel de alta seguridad y que se le acusa de pertenecer a una célula de los maras en Colombia.
Potes dejó en Colombia a su madre, a su novia Marcela García y a un hijo de 4 años. La familia pidió ayuda de la Cancillería para resolver este caso.