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¿Qué hacer si su hijo o estudiante tiene déficit de atención e hiperactividad?

Dos de cada 10 niños son diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, según el Observatorio Nacional de Convivencia y Salud Mental.

Quizás tiene en clase o en casa, un niño con conductas de hiperactividad o déficit de atención. ¿Pero cómo identificar realmente el diagnóstico y no errar en el desconocimiento del tema? El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, TDHA, comúnmente se diagnóstica por especialistas, utilizando un cuestionario de 18 preguntas del DSM5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), el cual evalúa los síntomas y se le aplica a los pacientes cuando son adultos o una versión adaptada a los padres de los niños que posiblemente presentan este trastorno.

“Es importante mencionar que más allá de la hiperactividad e impulsividad, por falta de atención, las personas que padecen TDHA también pueden presentar alteraciones en el estado de ánimo, la ansiedad, la conducta, el aprendizaje y en algunos casos, trastornos de uso de sustancias psicoactivas”, afirma Mario Alberto Rosero, doctor en Neurociencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Heidelberg, Alemania.

El experto dice que algunos de los niños que presentan TDHA pueden tener bajo rendimiento académico, rechazo de pares, y lesiones debido a accidentes. “Estos eventos pueden ser los primeros indicadores para que los padres y profesores estén atentos y remitan a consulta con un especialista”, dice.

De ahí que esta condición debe verse como una forma para valorar la diversidad humana y como una oportunidad para desarrollar el potencial de quienes son diagnosticados. “Esta identificación debe realizarse desde profesionales expertos, teniendo en cuenta factores como estilos de aprendizaje, modelos educativos en el marco de los desafíos de la sociedad actual y factores familiares, entre otros aspectos dado que pueden generar alertas o diagnósticos precipitados y/o erróneos”, afirma Diego Moreno, psicólogo del Programa Enlaces de Compensar.

Los expertos aseguran que en el caso del área académica, los docentes están en una posición privilegiada para detectar el TDHA en los estudiantes, ya que son evidentes los comportamientos en el ambiente escolar. “El maestro e institución educativa debe involucrarse para que los padres conozcan la condición en sus hijos y tomen las medidas adecuadas para el manejo que se requiere. Es fundamental evitar el sobrediagnóstico que se está dando en muchas situaciones para”, expresa Yaneth Plata, coordinadora de estudio de apoyo del Colegio Panamericano de Bucaramanga.

Es común sobrediagnosticar este trastorno debido a que se desconoce que existen varios procesos de desarrollo postnatal, los cuales suceden en distintas épocas a lo largo de la niñez hasta la adolescencia, que hacen que ciertas estructuras y redes cerebrales no sean totalmente funcionales sino hasta cierta edad. “Es por ello que es natural que un niño que empieza su proceso de escolarización, sea bastante activo y que no sostenga la atención por un tiempo considerable”, indica Rosero.

Algunos lineamientos a seguir, en términos generales para niños menores de cinco años, una vez se obtiene un diagnóstico realizado por un especialista, “es una capacitación grupal centrada en el TDAH para padres y prescripción de medicamentos al niño solo después de la segunda opinión especializada”, explica Mario Rosero, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Unab.

Y agrega: “Para niños mayores de cinco años se recomienda educación e información sobre las causas y los efectos del TDAH, asesoramiento sobre las estrategias de crianza y coordinación con la escuela. Si los síntomas persisten en al menos un área de funcionamiento después de la modificación del entorno, se recomienda iniciar la medicación. Si se observan alteraciones del comportamiento significativos, entonces se aconseja iniciar terapia psicológica”.

Estrategias para atender a un niño con TDHA

Según pedagogos del Programa Enlaces de Compensar se debe:

1. Establecer reglas claras, consistentes y positivas que orienten el comportamiento de los estudiantes y les permitan saber qué se espera de ellos.

2. Evitar las distracciones que puedan interferir con la atención, como ruidos, objetos o personas.

3. Reconocer los comportamientos esperados mediante elogios, que motiven a los estudiantes a seguir las normas y a esforzarse por sus metas.

4. Dividir las tareas, dando instrucciones claras y sencillas, y ofreciendo apoyo y supervisión.

5. Proporcionar descansos cuando lo requieran, que les permitan relajar su mente, moverse y liberar, energía,

6. Hacer ajustes en la evaluación a partir de habilidades y potencialidades.

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