‘Rosita y Gio’ es una pareja de esposos que desde hace 16 años formaron su hogar y también una tienda en el barrio Candiles.
El destino los unió cuando trabajaban en zapatería en el barrio San Francisco de Bucaramanga y allí nació la idea de formar su propio negocio. Fue una tienda de víveres, que poco a poco fueron surtiendo y que hoy marcan un liderazgo en el barrio.
Giovanny Carrillo es bumangués, un hombre alegre, dicharachero, pero sobretodo entregado a su trabajo. Ella es Rosa Peña, quien nació en San Andrés, Málaga y es la encargada de llevar las riendas, tanto del hogar como de la tienda ‘El Caleño’.
“Comenzamos en un rincón pequeño aquí del barrio. Al paso del tiempo lo fuimos ampliando. El negocio era un cuarto, al frente de la casa y gracias a Dios Hoy tenemos un bonito negocio”, comenta Giovanny.
Cuenta esta pareja que la tienda se la compraron a un abuelo del barrio y que él le tenía ese nombre, como ya era bien conocida, así se quedó.
“Así se llamaba y decidimos dejarla como ‘El Caleño’. Los clientes ya acostumbrados nos dieron el empuje para poder salir adelante y hoy, como se ve, tiene buen surtido”, comenta ‘Rosita’.
Candiles es uno de los ocho barrios que comprende la comuna 6 de Bucaramanga, según este par de tenderos, los clientes son muy amables y hay gran amistad con muchos de ellos.
“Candiles es un barrio calmado, muy amable, cordial y muy familia. Hay amistad y hermandad. Hay Confianza y eso es el éxito de poder generar un gran ambiente entre cliente y tendero”.
“En el negocio se vende de todo. Creo que la clave está en disciplina, el orden del negocio y la presentación. Tener un buen aseo, un gran surtido. Intentar tener de todo un poquito, desde una aguja en adelante. La idea es que el cliente consiga algo que no tienen en otros negocios”, dice Giovanny.
La tienda la abren todos los días a las 6:00 a.m., descansan dos horas al mediodía y culmina labores a las 10:00 de la noche.
Cuenta que hoy la canasta familiar ha golpeado mucho a los tenderos y ellos no han sido ajenos al tema inflación.
“Nos está afectando a todos. El cliente siente el golpe de la subida de precios. Nosotros hemos buscado alternativas de artículos más económicos, pero siempre ofreciendo calidad; los cárnicos por ejemplo están por las nubes y qué decir de los de consumo diario, como el pan; un producto básico que cada día tiene variedad en su precio”, sostienen este par de tenderos.
Finalmente ellos sueñan con seguir creciendo en el negocio, contribuir a una economía formal y sobretodo ofrecer los mejor a sus clientes.
“La tienda es un sacrificio, pero lo hacemos por nuestro hijo y para que él no le falte nada y entre nosotros podamos contribuir al desarrollo del barrio”, puntualiza.
