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Adiós al pastor Antonio, el guía espiritual de cientos de personas en el norte de Bucaramanga

Su congregación no olvidará su sonrisa, porque siempre los recibía con un saludo amable y si era necesario, un consejo.

El pastor Antonio María Forero Acevedo dejó un legado muy grande en su comunidad cristiana, después de 32 años de trayectoria ministerial. Será recordado por su generosidad, su don de servicio e inigualable alegría. Falleció de una manera trágica el lunes en la noche, al caer de forma accidental desde un tercer piso de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia del barrio Kennedy, norte de Bucaramanga.
Allí techaban la terraza de la edificación con el fin de aprovechar al máximo cada espacio. Todo en pro de la congregación.


Sin embargo, las cosas no le resultaron como las planeaba. Mientras supervisaba la obra, se habría recostado sobre un muro inestable. El peso de su cuerpo le ‘ganó’ y cayó para terminar sobre las rejas del primer piso.
Fue estremecedor. Quienes se encontraban cerca corrieron para auxiliarlo, pero el Pastor murió de forma instantánea. Quedó entre las filosas lanzas de hierro.
La noticia se propagó y de inmediato muchos de quienes fueron sus feligreses, se aglomeraron alrededor del templo. Aquello era de no creer.

El pastor Antonio llevaba más de dos años liderando la congregación del Kennedy.

Querido por su congregación
Antonio María, de 56 años, era oriundo de Zapatoca y gran parte la dedicó a la vida religiosa en la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
En el norte llevaba dos años y 6 meses, venía de Aguachica, donde habría ejercido su liderazgo ministerial al igual que en Barichara, Barrancabermeja y Socorro.
También recorrió varios municipios de Norte de Santander, entre ellos, Ábrego y San Rafael.
“Era un hombre de una conducta intachable, responsable. Era una persona con un gran corazón, admirable”, manifestó el Pastor Edinson Esteves, presbítero del Distrito 1 de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia.
Su congregación no olvidará su sonrisa, porque siempre los recibía con un saludo amable y si era necesario, un consejo.
En sus mentes se mantendrá presente ese saludo cariñoso que lo caracterizaba. A todos, fuera quien fuera, lo abrazaba de manera fraternal y le decía “Mi viejo querido”.

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