Muchos ciudadanos de la capital santandereana han sido atacados por los denominados ‘motoladrones’, esos delincuentes que utilizan sus motocicletas para cometer actos al margen de la ley de manera rápida y eficiente, aprovechando la agilidad y la facilidad de escape que les brinda dicho medio de transporte.
El caso más reciente ocurrió en la noche del pasado jueves. Un hombre de 29 de años fue asesinado en el barrio Centro, justo cuando se resistió al amedrentamiento del que fue objeto por parte de los ‘motoladrones’.
Éste no ha sido el único hecho trágico que han dejado estos sujetos. Hace dos meses, un reconocido arquitecto fue interceptado en la carrera 38 con calle 35 por dos hombres que se movilizaban en una moto. Los delincuentes lo amenazaron con arma de fuego y, tras oponerse al hurto, uno de ellos le disparó a la altura del abdomen causándole una grave herida, al punto que falleció.
El saldo trágico que han dejado los ataques de los ‘motoladrones’ en el área metropolitana, durante el presente 2023, es alarmante: van cinco muertos y 13 heridos.
Radiografía del problema
Los ‘motoladrones’ suelen actuar especialmente en calles en donde pueden pasar desapercibidos o huir rápidamente.
Según la propia Policía Metropolitana de Bucaramanga, estos delincuentes utilizan distintas técnicas para llevar a cabo sus robos, tales como: el raponazo o el fleteo, por citar sólo dos modalidades de hurtos.
Para Julio César Acelas, reconocido experto en seguridad urbana, se ha comprobado que casi el 100 % de los delincuentes conocidos como ‘motoladrones’ son jóvenes.
“Estos individuos suelen ser aquellos que se inician en la delincuencia debido a la falta de recursos económicos, al desempleo y a la falta de oportunidades educativas; incluso registran antecedentes en la drogadicción. En algunos casos, también provienen de otras regiones del país y de países vecinos”, precisó Acelas.
“Es importante destacar que muchas de las personas que se dedican a este tipo de delitos son parte de bandas pequeñas o incipientes, por lo que se requiere una inteligencia adecuada para desmantelarlas”, precisó.
“De igual forma -dijo el experto- es necesario promover una cultura ciudadana que fomente el autocuidado y evite situaciones propicias para el robo. En lenguaje popular, ‘para no dar papaya’. Lamentablemente, esta cultura no se ha desarrollado de manera acuciosa por parte del Estado”.
“También, en el caso específico de Bucaramanga, se requiere de la implementación de cámaras de monitoreo y de vigilancia, así como la identificación de los lugares en donde se cometen más delitos de este tipo. Esto permitiría una respuesta más efectiva por parte de las autoridades y contribuiría a la prevención”, señaló.
Para Luis Carlos González Sánchez, otro experto en estos temas de seguridad, “el fenómeno de los ‘motoladrones’ ha generado gran preocupación entre la ciudadanía, ya que estos delincuentes suelen actuar con violencia y sin temor a ser capturados”.
En sus palabras, “lo peor es que muchos de ellos pertenecientes a bandas juveniles y parches. Además suelen estar armados, lo que aumenta el riesgo para el ciudadano de a pie que termina siendo la víctima”.
“Está comprobado que la percepción de inseguridad ciudadana en Bucaramanga no es sólo un asunto de sensación, es una realidad. Muchas personas se sienten inseguras al transitar por las calles, de manera literal, porque en cualquier momento pueden ser atacadas”, explicó.
Para él, “la idea de restringir el parrillero en el área metropolitana, como han planteado algunos conocedores de seguridad ciudadana, no tendría sentido. Con o sin parrillero, los ‘motoladrones’ continúan atracando a plena luz del día. El reto está en fortalecer las medidas de seguridad en las vías y el sistema judicial a la hora de la captura”.
¿Qué responde la autoridad?
Ante esta problemática, la Policía Metropolitana respondió que “se están implementado diferentes estrategias para combatir a los ‘motoladrones’, como la creación de unidades especializadas en la persecución de ese tipo de delincuentes y la implementación de medidas de seguridad en las calles, como cámaras de vigilancia y controles de tránsito más severos”.
“Además, se han adelantado campañas que pretenden crear conciencia y educación para prevenir ser víctimas de los ‘motoladrones’, fomentando el uso de medidas de seguridad como el no exhibir objetos de valor en la vía pública, evitar transitar por zonas peligrosas y, de manera precisa, estar atentos a su entorno”, agregó la Policía.
A pesar de los esfuerzos realizados, el fenómeno de los ‘motoladrones’ sigue siendo un auténtico pendiente para las autoridades y la sociedad en general”, dijo el experto Julio César Acelas.
Desde su perspectiva, “es clave continuar fortaleciendo las estrategias de seguridad y promover la participación ciudadana para prevenir y denunciar este tipo de delitos, con el objetivo de garantizar la tranquilidad y la seguridad de los habitantes del área”.
Los otros tres casos trágicos
En otro suceso lamentable, ocurrido en Floridablanca, un hombre fue asesinado en lo que aparentemente fue un robo. Carlos Julio Romero Sánchez fue abordado por cuatro individuos en dos motocicletas, en la calle 119 con carrera 30 del barrio Bosques del Payador. Los delincuentes amenazaron a Carlos Julio y a su amigo con armas de fuego para que entregaran sus pertenencias. A pesar de la resistencia de las víctimas, Carlos Julio fue mortalmente herido y le robaron su carriel, dinero en efectivo y un celular.
En el barrio Chapinero de Bucaramanga, el pasado 10 de julio, se registró otro crimen. Los delincuentes habrían amenazado con armas de fuego a dos personas, aparentemente con la intención de robarles su motocicleta. Durante el atraco, una de las víctimas resultó gravemente herida y falleció.
El lunes 3 de enero de 2022, en el Anillo Vial, Carlos Augusto Ruiz Jaimes fue asesinado con arma de fuego por otros motorizados que aparentemente intentaban robarle su motocicleta. Según un testigo presencial, Carlos Augusto salió de su lugar de trabajo en la empresa Mac Pollo y fue abordado por dos hombres en motocicleta cerca de la glorieta de Makro. Sin mediar palabra, uno de los hombres le disparó en dos ocasiones, justo cuando la víctima opuso resistencia al robo.