Los sistemas de transporte en Bucaramanga, tanto el masivo como el convencional, no son nada seguros para los pasajeros. Eso perciben los ciudadanos en los paraderos, en las estaciones, en los sitios de transbordo y sobre todo al interior de los propios buses.
De hecho, siete de cada diez usuarios de ese servicio en Bucaramanga sienten miedo a la hora de subirse al bus. ¿La razón? Temen ser asaltados.
Tal percepción de inseguridad en este medio de transporte, que según la más reciente Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana del DANE alcanza el alarmante nivel del 70,4 %, deja ver a este servicio local como el segundo más peligroso de Colombia, superado sólo por el de la Capital de la República, en donde el índice de percepción llega al 81 %
Sin importar si el bus es un articulado del Metrolínea o uno del Transporte Público Convencional, TPC, los usuarios aseguran que siempre que toman un bus para desplazarse están expuestos a ser víctimas de robos, atracos, cosquilleo y acoso, entre otros.
El tema no afecta solo a los pasajeros. Los propios conductores han alzado sus voces para manifestarse en contra de los actos delictivos y para exigirles a las autoridades medidas de protección de ellos en el ejercicio de sus labores.
Por otro lado, un 40 % de los usuarios del transporte público local, sobre todo en el caso de las mujeres, han sufrido intimidaciones. Tal porcentaje es el resultado de un estudio de percepción que realizó la Subdirección de Transporte del Área Metropolitana.
Según la radiografía, de 400 personas mayores de 17 años que utilizan el transporte público colectivo, 160 confirmaron que fueron víctimas de alguna situación de agresión.
Al cuestionárseles sobre qué tipo de situación sufrieron, en el indicador general, el 2 % respondió exhibicionismo; el 10 %, robos a mano armada; el 6 %, manoseos; el 10 %, miradas morbosas; el 6 %, piropos mal intencionados; y el 5 %, silbidos o insultos de grueso calibre.
Todo esto conllevó a que varios de los usuarios del sistema cambiaran la forma de movilizarse por el territorio metropolitano, descartando el transporte público como una opción para dirigirse a sus destinos.
¿Qué hacer?
Para el experto en temas ciudadanos, Juan Carlos Ramírez, “la pésima percepción que se tiene en el transporte público no ha sido analizada en profundidad, ni como una de las formas de vulneración de la seguridad ciudadana, ni como un problema asociado con el uso del bus urbano con impacto en las prácticas de movilidad cotidiana y, por su intermedio, con el acceso a la ciudad”.
A su juicio, hay tres puntos del transporte urbano en Bucaramanga que deben fortalecerse; ellos son:
1. Identificar sectores vulnerables para la comunidad, que son ‘ideales’ para el accionar de los delincuentes, debido a la oscuridad y a la soledad de las estaciones.
2. Mejorar el funcionamiento de las cámaras de seguridad por fuera y al interior de los buses.
3. Redoblar la seguridad en los entornos de las estaciones y paraderos de buses.
El experto aclaró que también se debe tener en cuenta que, “el aumento de la percepción de inseguridad se debe a la viralización de los casos de hurtos en redes sociales, así como el mayor cubrimiento que los medios de comunicación hacen de estos casos de atracos”.
Explicó que “imágenes como las que se presentan de algunos atracos, inclusive violentos y homicidios que se distribuyen a través de las redes, producen una sensación de miedo altísima”.
A juicio del analista, “más allá de que el tema sea viral, estructurar la prestación del servicio público y poner a funcionar más buses para que no vayan llenos no sería necesariamente la solución. Lo que se necesitan son estrategias de seguridad y servicio que velen por todos los ciudadanos para así evitar que migren a otros modos de transporte, ya que después de esta situación sienten miedo y ansiedad”.
Vale recordar que, al conocer la penosa estadística de percepción de inseguridad en los buses, la Oficina de Prevención y Educación Ciudadana y la Policía Cívica de Mayores de la Mebuc lanzaron la campaña: ‘Rompiendo el Silencio’.
Aunque inicialmente se trató de una actividad simbólica, la idea es incentivar a denunciar cualquier hecho de abuso o maltrato hacia los pasajeros.
VOCES DE LOS USUARIOS
Martha Mendoza: “Yo no me siento segura en el transporte convencional de Bucaramanga; por eso casi no lo uso. Este servicio es de lo peor que hay en la ciudad, pues los buses están destartalados”.
Alfonso Rivera: “Se debe decir que el mismo servicio de bus urbano es deficiente. También le puedo asegurar que el transporte urbano en Bucaramanga no es confiable; desde mi perspectiva, no ofrece mayores garantías”.
Abraham Rodríguez: “Montarse en un bus del servicio urbano de Bucaramanga es un riesgo. Uno se sube con el temor de ser asaltado. Estoy de acuerdo con la encuesta del DANE que da cuenta de esa percepción de inseguridad”.
Sandra Ramírez: “Me siento intimidada a la hora de usar el servicio de bus urbano y el transporte en general. Me da temor ser asaltada en cualquier momento. Deberían reforzar la seguridad en los buses y también en los taxis”.
Jesús Quintero: “Depende de las rutas y del servicio. En esta percepción de inseguridad también hay que contemplar que, durante la jornada de la noche, se ‘dispara’ aún más la ola delincuencial en Bucaramanga”.
Luz Amparo Ortiz: “Yo no uso el servicio de transporte en Bucaramanga porque no me siento tranquila al subirme a un bus, sea del convencional o del Metrolínea. A los usuarios nos atracan, sin contar que las frecuencias de las rutas son pésimas”.