Después de un año y poco más de dos meses desde su captura (noviembre del 2021), al docente Jesús Sebastián Gómez Rosas lo sentenciaron tras ser señalado de abusar de, por lo menos, tres menores de 14 años a los que les daba clases en una academia de estudios.
El delito que le imputaron a este hombre fue acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir agravado, y antes de que el caso fuera a juicio, el acusado llegó a un preacuerdo con la Fiscalía en el que se estipula que pagará 20 años de prisión en la cárcel Modelo de Bucaramanga.
“Presumimos que no quiso ir a juicio, porque sabía que todos los videos que se recopilaron en su celular, donde se veían los abusos a los menores, saldrían a la luz y se usarían como evidencia”, explicó Miguel Sánchez, abogado del Equipo Jurídico Pueblos, corporación que asesoró legalmente a las familias de las víctimas.
Casi queda en libertad
Antes de que se emitiera la condena, durante algunos días de la semana pasada hubo temor de que este hombre quedara en libertad bajo la figura de vencimiento de términos.
A pesar de que las audiencias públicas iniciaron pocos días después de su captura, por varias dilaciones el proceso duró cerca de 240 días, los necesarios para solicitar su libertad condicional mientras el proceso judicial continuaba.
Según el abogado, si salía habría sido perjudicial para ellos porque la condena hubiera tardado muchos meses más en ser dictada.
Uno de estos inconvenientes fue la mala acusación que hizo una fiscal del caso en su momento a Jesús Sebastián con el delito de pornografía que, de hecho, todavía sigue sin tener relevancia en su condena.
El Equipo Jurídico Pueblos, explicó en un comunicado que la Fiscalía no estableció de manera clara los hechos jurídicamente relevantes para acusarlo por ese delito, por lo que el Juzgado Décimo Penal lo impidió.
Es relevante resaltar que en el celular del acusado se le encontraron cerca de 300 videos en donde se le veía a los niños siendo abusados.
Lo que falta
Por ahora, tanto los abogados como las víctimas están tranquilos ante la decisión del juez luego de haber tenido varios días de incertidumbre por la posible libertad que tendría, sin embargo, aseguran que todavía les queda trabajo por hacer.
“Lo bueno es que ya no estamos con la presión de que saldría porque eso haría el proceso mucho más dilatado. Lo que nos queda es hacer la acusación por pornografía y con la evidencia que existe, lograr que se alargue la condena”, explicó uno de los apoderados de las víctimas.
Aun así, el abogado resaltó que, según su experiencia, lo más probable es que debido a que solo existen dos víctimas que demandaron, en caso de ganar esa demanda la condena aumente no más a cinco años.
“Pues todo depende de las investigaciones, pero si llegaran más víctimas, haría que el tiempo en la cárcel de este hombre fuera mucho más largo”, aseguró el abogado.
¿Por qué fue acusado el docente?
De acuerdo con las investigaciones del caso, este hombre fue detenido a principios de noviembre del 2021 luego de que varios estudiantes de una academia en la que él impartía clases, dieran a conocer unas dinámicas sexuales que éste hombre presuntamente tendría con ellos durante meses.
Según lo que se conoció en su momento, aprovechándose de su compleja situación económica y con la promesa de becas estudiantiles, el acusado habría engañado con ‘retos’ sexuales a estos niños, todos menores de 14 años, que además eran grabados por él mismo, presuntamente para venderlos en el mercado negro.
El día de su captura, las autoridades del CTI se hicieron con el celular del docente y encontraron más de cien videos de los supuestos ‘retos’. “Le fue incautado material pornográfico guardado en dispositivos digitales.
El procesado les imponía retos que los menores debían cumplir, los cuales terminaban en prácticas sexuales que eran grabadas”, dijo Oliden Riaño, director de la Fiscalía en Santander en el momento de su captura.
En ocasiones les vendaba los ojos, otras veces los hacía vestir con pañales, o los encadenaba y hacía caminar en círculos. Además los obligaba a no contar nada con amenazas a su integridad.