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La extraña desaparición de dos jóvenes que viajaron a vender un carro

Ante la falta de información, familiares de los jóvenes de 23 y 24 años piden ayuda a las autoridades para dar con su paradero tras dos meses.

Ana María Caballero Varón, de 24 años y madre de una niña de 8 años, salió de su hogar en el municipio de Rovira, Tolima, el pasado 14 de septiembre con el propósito de colaborarle a un amigo en la venta de su vehículo en Neiva, Huila.

Sin embargo, desde ese día no se tiene información sobre el paradero de Ana María ni de su amigo Euardín Ávila Rivera. Sus familias continúan sin recibir noticias de ellos.

Ana María, junto a Euardín Ávila Rivera, tenía planeado vender un automóvil Nissan Sentra modelo 2012 en Neiva, con la esperanza de obtener algunos ingresos adicionales.

Para encontrar posibles compradores, Ana María publicó la oferta del vehículo en una plataforma de Facebook comúnmente utilizada para transacciones de compraventa.

Mary Luz Varón, la madre de Ana María, residente en Rovira, relató que el 14 de septiembre su hija tomó la ruta Rovira-Ibagué-Neiva en autobús.

«Ella se fue en bus, me dijo que iba para Neiva, pero misteriosamente desapareció y no hemos tenido noticias de ella ni de su amigo. Su número celular siempre está apagado», expresó la preocupada madre.

Ante la falta de información, Mary Luz solicitó la ayuda de las autoridades para esclarecer el paradero de su hija, quien deja atrás a una niña de 8 años que diariamente pregunta por ella.

La última comunicación telefónica tuvo lugar el 16 de septiembre, cuando Ana María le pidió a su madre que rezara mucho, expresando su deseo de regresar a salvo a casa en Rovira, momento en el que la llamada se interrumpió.

En Neiva, los padres de Euardín Ávila Rivera, de 23 años, tampoco han obtenido información sobre su hijo ni sobre el automóvil que pretendía vender.

Hernán Ávila, padre del joven desaparecido, comentó que ni el Gaula, ni la Fiscalía ni la Policía han proporcionado información sobre ellos.

Además, destacó la incertidumbre en torno al paradero del vehículo. Hernán Ávila, quien se gana la vida como vendedor ambulante en las calles de Neiva, expresó: «En la casa estamos muy tristes, pues son más de dos meses que no sabemos nada de él».

El padre añadió que su hijo regresó recientemente de Bolivia, donde había vivido, y en Neiva se dedicaba a negociar con diversos tipos de vehículos.

La familia, desconcertada por la falta de noticias, solo puede confiar en que Dios los proteja y los devuelva sanos y salvos a sus hogares.

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