Muchas críticas ha generado la actuación de la Policía tras la deportación al país de la excongresista, Aida Merlano, el pasado viernes, porque incluso dio una declaración ante los medios de comunicación con el permiso de las autoridades.
A estas críticas se sumó este lunes el fiscal general, Francisco Barbosa, quien calificó esta actuación como un espectáculo grotesco. “Es una prófuga de la justicia, condenada por la Corte Suprema de Justicia, uno no entiende como la Policía Nacional y la DIJIN se presta para un espectáculo tan grotesco, como el que vimos hace unos días, es una vergüenza por parte de la Policía”.
En este sentido Barbosa dijo que es lamentable que a Merlano la hayan recibido como si tuviera ciertos privilegios en el país. “Recordemos que esta persona deshonró la justicia colombiana, huyó y de hecho, tiene un proceso abierto por fuga de presos”.
¿Cómo fue su llegada?
Pasada la una de la tarde del pasado viernes, en un vuelo privado proveniente de Caracas, Venezuela, llegó al aeropuerto El Dorado de Bogotá, la excongresista Aida Merlano, luego de ser deportada por el régimen de Nicolás Maduro.
Agentes de Migración Colombia la esperaban a su llegada al país y, minutos antes de que se oficializará su captura, cumplieron los trámites de ingreso al país.
La entregaron a funcionarios de Interpol Colombia, liderados por la general Olga Patricia Salazar, a quien apareció saludando de mano en su primera foto de regreso al país, que de inmediato se hizo viral y generó críticas por lo que algunos consideraron un exceso de familiaridad por parte de la oficial.
Ya en poder de Interpol, Merlano fue subida en una van de la Policía con chaleco antibalas y transportada bajo un estricto esquema de seguridad por la calle 26, que incluyó una caravana de carros blindados, hombres fuertemente armados y escudos, que la llevaron hasta la sede de la DIJIN en Bogotá, muy cerca del aeropuerto, en donde fue reseñada.
Capturada por las cámaras
En las instalaciones de la DIJIN, Merlano no se bajó de inmediato del vehículo. Antes, habló un rato con su abogado, Miguel Ángel del Río, y luego sí, descendió escoltada por hombres fuertemente armados y protegidos con escudos. A pesar de la situación, se veía tranquila y sonriente ante las cámaras.
Entró a las instalaciones en medio del tumulto de periodistas, que a empujones luchaban para poder entrar por la puerta.
Adentro, era esperada por el personal de la Interpol que debía encargarse de practicarle la reseña y la toma de las huellas dactilares que, de manera poco usual, se hizo en frente de las cámaras de televisión y de más de 50 periodistas que a gritos le pedían declaraciones mientras se adelantaba el procedimiento. En medio del caos hasta piropos le gritaban a la excongresista.
Cuando todo parecía terminado y ya las autoridades se iban llevando a la excongresista a su lugar de reclusión, nuevamente en medio de los empujones de los camarógrafos, que, por un momento incluso asustaron a Merlano, muy rápidamente se lograron ubicar los micrófonos para que Merlano pudiera dar declaraciones a los medios
En ese momento, la capturada excongresista le pidió al Gobierno proteger su vida y la de su familia. “Temo por mi vida, temo ser víctima de un atentado y que esta vez lo logren hacer”.
Mientras Merlano exigía a la Fiscalía avanzar las imputaciones por los delitos que ha denunciado desde hace varios años y decía que no volvió al país para ser la piedra en el zapato de nadie, la declaración improvisada terminó tan abruptamente como había empezado. Unos policías la sacaron del salón casi sin que pudiera terminar la frase.
