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Paraderos de buses en Bucaramanga y el área se quedaron en letra muerta

En el territorio metropolitano se perdió la costumbre de subirse o bajarse del bus en lugares previamente señalizados, conllevando a que esta práctica se convirtiera en todo un problema para la movilidad. ¿De quién es la responsabilidad?

Las señales de parada de bus o de prohibido dejar o recoger pasajeros, que de cumplirse ayudarían con la seguridad vial y la organización de los sistemas de transporte colectivo y masivo en la ciudad, quedaron en letra muerta desde hace mucho tiempo.

Por lo menos en el área metropolitana, ni los conductores, ni los pasajeros saben identificar dónde están los paraderos, a excepción de los de Metrolínea. Se ha normalizado tanto no contar con estos puntos, que no hay ni siquiera cifras de cuántos paraderos existen en cada una de las localidades.

Para los ciudadanos, en general, es como si esta disposición se hubiera eliminado del grupo de señales de tránsito que están establecidas por el Ministerio de Transporte.

Ciudadanos como Alfonso Alvarado, por ejemplo, pensaron que “los paraderos los habían abolido. Eso ya no se conoce. Aquí los conductores de los buses y busetas paran donde quieren, incluso a mitad de la vía. Es más, como paran donde sea a la gente, ya le da pereza hasta caminar”.

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Por su parte, Martha Inés Villamizar Rincón, indicó que “no hay paradas de buses en Ciudad Norte, Real de Minas y Girón. Si se les da la gana recogen en los semáforos de la carrera 22 y la carrera 21, si no se hacen en la calzada izquierda y no recogen pasajeros”.

Entre tanto, hay ciudadanos que consideran que “si los agentes de tránsito no son capaces de controlar el transporte informal, mucho menos a los buses que paran donde se les dé la gana. En una cuadra paran hasta tres veces o no paran porque van cogidos del tiempo”.

Pero más allá de la infracción de tránsito que está cometiendo el conductor del vehículo o de las pocas medidas que han tomado los entes de tránsito para ejercer mayor control, el problema radica en que el irrespeto a los lugares establecidos para que el pasajero se baje o se suba al automotor está aumentando los riesgos para los actores viales.

Frente a esto, Elizabeth Pinzón Jiménez contó que hace muchos años “mi madre timbró para bajarse del bus. El conductor no esperó y cerrando la puerta la arrastró”.

John Francisco Peñaloza Hernández, por su parte, aseguró que en una ocasión “golpee mi vehículo con un bus urbano que paró abruptamente a media calle para recoger un usuario, lo peor fue que tuve que asumir el pago del accidente porque supuestamente no guardé la distancia”

Cristian Vega, recordó que por este tipo de imprudencias el conductor de un bus “me voló un espejo del carro y tras el hecho se bajó a darme cuchillo”.

¿Qué dicen las autoridades?

El Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, que es la autoridad de transporte, aseguró que la definición de los puntos habilitados y demarcados como parada para la operación del transporte público colectivo es establecida y sustentada desde el punto de vista técnico de la autoridad de tránsito de cada municipio, según su jurisdicción.

Es decir, las secretarías y direcciones de tránsito de los municipios son los que definen en dónde se ubican las respectivas paradas para los buses y busetas del transporte público colectivo.

Sin embargo, la Subdirección de Transporte del AMB subrayó que desde el año pasado solicitó apoyo y la coordinación interinstitucional para la evaluación y propuesta de la ubicación de las paradas para el transporte público colectivo. Lo anterior en el marco de lo dispuesto por la Ley 1618 de 2013 para la garantía del acceso al transporte de las personas con discapacidad.

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