A Jaime Hugo Morales, un hombre santandereano de 61 años, le cambió la vida dos veces. La primera fue cuando, hace 17 años, le diagnosticaron Parkinson, una enfermedad que empieza con temblores y puede avanzar hasta la limitación del movimiento. La segunda vez ocurrió cuando el Instituto Neurológico del Hospital Internacional de Colombia (HIC), le dio la posibilidad de una cirugía que podría devolverle gran parte de su movilidad.
Para este paciente, tener parkinson ha sido un camino que lo ha llevado a disfrutar de “las cosas más pequeñas”, como él lo cuenta. “Vivir con Parkinson es vivir de forma normal, pero con una condición que uno ya ha aceptado. Desde ese punto de vista, uno elige desarrollar las actividades que más le gustan, que le dan bienestar, de tal forma que pueda olvidarse, por largos ratos, de la existencia de esta condición”, contó Jaime.
El trasegar de esta enfermedad y por supuesto la medicina, le han permitido descubrir un potencial que tenía oculto: su vena artística. Durante su proceso, Hugo se enamoró de la fotografía y también de la pintura al óleo, de hecho colecciona sus mejores imágenes y también los cuadros, que él mismo ha realizado.
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“Estoy disfrutando de todo. Disfruto ahora hasta del agua cuando me baño, del abrazo de mi familia y mis amigos, eso es algo espectacular. Con esta enfermedad aprendí que se debe vivir, se debe soñar; mientras uno tenga sueños, puede vivir la vida”, contó.
Pese a que esta enfermedad no tiene cura, este procedimiento puede contribuir a reducir esta sintomatología y hacer frente cuando los fármacos ya no sirven. “Cuando la estimulación farmacológica ya no logra modificar los síntomas y el paciente cumple los criterios de inclusión, se puede realizar cirugía- estimulación cerebral profunda–, mediante un dispositivo que se instala en centros profundos del cerebro encargados de la regulación del movimiento”, explica Jorge Hernando Castellanos Prada, neurólogo clínico de la Fundación Cardiovascular de Colombia.
¿Cómo funciona?
Este dispositivo emite impulsos eléctricos que estimulan ciertas zonas del cerebro que pueden mejorar síntomas de la enfermedad. “No obstante, no es curativa y no todos los pacientes son candidatos al procedimiento”, señaló la FCV
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Alrededor de un 30% de las personas diagnosticadas con Parkinson requieren de cirugía, aseguró el doctor Castellanos.
La edad de inicio de la enfermedad suele estar por encima de los 60 años, sin embargo, no es raro encontrar casos en el rango entre 40 y 60. En los menores de 40, esta condición se clasifica como Parkinson juvenil.
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En el país se atendieron más de 148 mil personas entre el 2016 y 2020 con este diagnóstico, según el Ministerio de Salud y Protección Social.