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Sacerdote santandereano fue condecorado en EE.UU. por apoyo a migrantes hispanos

La Cámara de Concejales de Nueva Orleans, en Estados Unidos, condecoró en días pasados al sacerdote santandereano Sergio Serrano por su labor con los migrantes hispanos en medio de la pandemia del COVID-19.

Hace 20 años que Sergio Serrano se radicó en Estados Unidos. Cuando decidió emprender su rumbo desde su natal Bucaramanga hacia tierras norteamericanas lo hizo con el objetivo de aprender inglés.

A pesar de que siempre tuvo claro que su vocación era ser sacerdote, en su mente solo estaba aprender un segundo idioma. Sin embargo, en medio de su estadía en Dallas, Texas, conoció a la Orden de Predicadores, una comunidad religiosa de la Iglesia Católica fundada por Santo Domingo de Guzmán, más conocidos como Dominicos.

Con ellos y a sus 26 años decidió formarse y ordenarse como sacerdote. Hace 14 años es religioso de esa comunidad.

“Quería ser sacerdote en Colombia pero me vine a estudiar inglés y me quedé aquí. Me gustó el carisma de los Dominicos y su misión predicadora”, reconoce.

Después de haberse desempeñado como párroco, de ayudar a reconstruir una iglesia en Ecuador y otra en Nueva Orleans, hace diez años se convirtió en el Director del Apostolado Hispano de esa ciudad estadounidense, fundado en 1972 por la Arquidiócesis para atender las necesidades de la comunidad hispana.

“Nuestro objetivo es proveer un lugar donde la comunidad hispana se reúna para recibir los servicios y atenciones pastorales. Buscamos trabajar en conjunto para mejorar el bienestar y la vida espiritual de los individuos y grupos y para celebrar unidos nuestra fe”, menciona.

Según relató cuentan con un banco de comida, ayudan a las personas que no tienen cómo pagar sus servicios, a saldar la renta de sus viviendas, ayudan a los niños hispanos que no pueden pagar sus estudios y hacen ferias de salud para quienes no tienen documentos, entre muchas otras actividades.

Los consulados y las autoridades locales trabajan articuladamente con el apostolado para lograr que todo esto sea posible.

Por esta labor a la que se suma la atención de esta población en medio de la pandemia del COVID-19, la Presidenta del Concejo de la ciudad de New Orleans, Helena Moreno, en compañía de los concejales Jay H. Banks Distrito B, y Kristin Gisleson Palmer Distrito C y su equipo de trabajo reconocieron en la Cámara de Concejales a Fray Sergio Serrano y otros líderes.

“Todo lo que hago lo hago en el nombre de Dios, por eso no me detengo en ayudar solo a los latinos sino en general a los seres humanos que necesitan una mano. En el caso de los Hispanos, siento que esta es una maravillosa oportunidad de demostrarle a los Estados Unidos que la mayoría de nosotros viene a este país no a ser una carga sino a ser un impulso. Saber que puedo ser útil, que puedo ayudar es muy gratificante para mí”, expresó el Padre Sergio.

Según detalló, la parroquia de San Antonio de Padua se convirtió en el primer centro de pruebas para COVID-19 para hispanos en la ciudad de Nueva Orleans y después en el primer centro de vacunación. Allí más de 5 mil hispanos se han vacunado contra el COVID-19 y se han hecho más de 8 mil pruebas.

“Me enorgullece y me hace sentir humilde. Llegué aquí como un extraño y ver que ahora puedo ayudar a los demás es algo que me llena de gozo y de expectativa, me siento muy honrado por eso y es un compromiso más grande, porque la gente tiene más expectativas”, indicó Fray Sergio.

Además de esta distinción, el padre Sergio ha recibido otros homenajes: el Consulado de Honduras en Nueva Orleans lo destacó por el apoyo que le ha brindado a su población de migrantes, que son la mayoría de hispanos en la ciudad.

La Cámara de Comercio de Louisiana también le otorgó un reconocimiento por todas las ferias de empleo que ha promovido para los migrantes de habla hispana.

“Nunca imaginé esto. Yo solo recuerdo lo que nos ha dicho el Papa Francisco, salir y estar con las ovejas, como sacerdotes hemos sido llamados a ser pastores, el pastor cuida, protege, lleva el rebaño a las fuentes de agua, les da paz y tranquilidad. Eso es lo que he intentado hacer”, refiere.

A su familia, que está en Bucaramanga, procura verla cada año. A ellos les dedica todo el éxito de su labor.

“Mi familia está muy orgullosa, felices de este trabajo, me apoyan mucho. Mi comunidad también está muy contenta, pues uno de los objetivos de los Dominicos es trabajar con las minorías y nosotros los hispanos somos una de ellas”, resalta.

“Siento que el trabajo no ha sido en vano, sino que ha valido la pena. Es bonito saber que servir a los demás ha dado frutos. Y repito, esto no lo hago solo, es la obra de Dios”, agregó.

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