El amor por los animales, la vocación de salvar vidas y las ganas de salir adelante, impulsaron a Sebastián Ramírez Hernández (25 años) y a Andrés Fernando Moreno (26 años) a estudiar veterinaria.
Este par de jóvenes santandereanos se conoció en las aulas de la Universidad Cooperativa de Colombia, UCC, y jamás se les pasó por la cabeza llegar a tener un reconocimiento a nivel internacional. Pero el anuncio de una docente les cambió su vida y les trajo el que sería uno de los reconocimientos más importantes para ellos: ganarse el reconocimiento como dos de los mejores veterinarios del mundo.
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Sebastián Ramírez detalló sobre este premio que “participamos en un concurso de la Organización Mundial de Veterinaria. Competimos con estudiantes de 50 países y quedamos entre los 46 mejores del mundo. Éramos 16 latinoamericanos y solo 2 colombianos, los dos santandereanos, quedamos”.
Allí estuvieron estudiantes de medicina veterinaria provenientes de África, África del Norte, Asia, Oceanía y Latinoamérica. Cada uno recibió su mención especial y unos ‘dolaritos’ que no cayeron para nada mal.
“De este premio, más que el dinero, nos queda la satisfacción de que con nuestro pensamiento y haciendo las cosas bien, esto nos dice que vamos por buen camino”, agregó Sebastián.
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Finalmente, el estudiante de noveno semestre de veterinaria hizo un llamado a la institución, pidiendo que apoyen más a los alumnos y se visibilicen sus talentos.
Un camino repleto de lucha, amor y agradecimiento
Él es Andrés Fernando y su historia es para destacar. Su padre fue asesinado por grupos armados. El hombre en la foto es su abuelo, por quien él estudia medicina veterinaria y a quien le dedica todos sus triunfos. “Yo me crié en Molagavita con mi abuelo, Leopoldo Moreno. Por él aprendí a amar a los animales y a trabajar con ellos. Cuando me gradué del colegio, salí a Bogotá para estudiar pero debía trabajar. Allá estuve en un Fruver, cargué bultos, trabajé durísimo hasta que conocí a Francisco prieto, hice amistad con él y una hija de él, Luz Diva Prieto, quien me apoyó y me dio la oportunidad de estudiar. A ellos les debo esto”, contó. Actualmente este joven quiere dedicar su premio a toda su familia y a quienes le dieron la mano cuando lo necesitaba.
¡Qué ejemplo!
Aunque estudia veterinaria, no ha sido la única carrera cursada. «Yo inicialmente empecé estudiando Ingeniería Electrónica y la única materia que disfrutaba era Biología para ingenieros. Mi abuela siempre me ha inculcado el amor por la vida y los animales; trato de ver el mundo con esperanza, intentando aportar en su conservación. Mi carrera la disfruto mucho, para mí no hay nada mejor que levantarme sabiendo que puedo aportar en esa conservación de seres tan indispensables. Los animales han ido generando un lazo íntimo con las personas y tienen muchos factores que repercuten directamente en la salud humana, tanto física como mental, trabajar con animales es la mejor forma de unificar todo y así, enfocarme en una sola salud», aseguró el joven santandereano.
