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Galería: El show del campeón mundial de acrobacias en Willys en la Feria Bucaramanga

La calle 36 de Bucaramanga se convirtió en el mejor escenario para las acrobacias del ‘yipao’ Rafael Pérez. En este lugar, se acondicionó una tarima para apreciar los carros clásicos.

El diestro conductor, Rafael Pérez, cargó su Jeep Willys con seis bultos de café y uno que otro coroto. También izó la bandera de Bucaramanga, como homenaje a los 400 años de la fundación de la capital santandereana.

Al rato levantó el automotor y lo acomodó sobre las ruedas traseras y, en un abrir y cerrar de ojos, lo puso a girar como un ‘trompo’. ¡Así como lo lee!

Después, ante el asombro del público que se reunió en la tarima de la calle 36, frente a la Plaza Cívica Luis Carlos Galán, dejó el timón solo y se subió sobre la carga de ese vehículo. Desde ahí hizo una docena acrobacias, sacó su poncho y se robó mil aplausos.

‘Rafa’ o ‘Pesebre’, como le dicen sus amigos más cercanos, es el campeón yipao en la modalidad del pique acrobático. Él estuvo ayer en la capital santandereana en el marco de la programación de la Feria Bonita 2022.

Él está catalogado como el más experto de este arte en Colombia y en el mundo. No en vano este ágil conductor, natural de Armenia, durante varios años consecutivos se ha colgado la medalla de campeón mundial de las acrobacias ‘por dentro y por fuera’ de los Jeeps Willys.

Tiene 46 años edad y ha pasado más de la mitad de su vida en este ‘deporte’. Según trascendió, él fue quien se inventó semejantes malabares, que lo catapultaron como el más diestro de todos los yipaos del país.

Ayer se le vio por toda la ciudad con su automotor, tal y como lo hace en el Eje Cafetero; es decir, recordando que este ‘caballito de acero’ es una gran herramienta de trabajo para los labriegos colombianos.

Había que verlo haciendo ‘figuras’ con su vehículo, robándose la atención y las ovaciones de los espectadores. Casi todo el recorrido lo hizo sobre dos ruedas.

“Yo soy un yipero de corazón. Llevo en la sangre, en mi ADN, a los Willys. Es como si me los hubieran tatuado. Yo me conozco por completo estos carros, sé de dónde es cada tornillo”, señaló.

Contó que desde pequeño, en su tierra natal, él ‘encendía los motores’ de su imaginación: “Me colgaba el canasto de recolección del grano en la cintura y sentía que conducía un timón de Jeep, el cual manipulaba en mi mente para adentrarme poco a poco en los cafetales”.

Desde niño le entró la fiebre por manejar los Willys porque, según contó, “es hermoso ver este tipo de carros, cargados del grano, en una carretera de nuestro país. Es una pasión hacer todo esto”, agregó.

Y aunque ‘Rafa’ no se cansó de decir que el arte del ‘buen conducir se respeta’, porque las normas del Código de Tránsito se deben acatar, Pérez tuvo ayer una particular licencia para hacer cuanta pirueta quisiera hacer con su automóvil.

Obviamente en esta presentación estuvo asistido por alféreces y demás autoridades viales, quienes supervisaron cada movimiento que hizo a lo largo de su desfile, que comenzó en la calle 16 con carrera 27, atravesó esa avenida, tomó la calle 36 y terminó frente a la Alcaldía, al lado de los demás Jeeps Willys y carros clásicos y antiguos, que se dieron cita en esta singular caravana.

El desfile, además de entretener a los bumangueses en el marco de la Feria Bonita, fue una gran oportunidad para rendirle tributo al Jeep Willys, vehículo que se convirtió en una ficha clave para el progreso de nuestro país.

De manera adicional, la jornada de ayer, según Clemente Galvis Acuña, presidente de la Familia Willys de Colombia, cumplió una gran labor solidaria, pues el dinero recolectado se destinará para la compra de sillas de ruedas de pacientes de escasos recursos económicos.

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