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En Zapamanga II, la tienda de don ‘Lucho’ se ha mantenido vigente por 22 años

Este oficio se convirtió en una empresa familiar, de la cual sus tres hijos han logrado sacar su título profesional.

Hace 22 años don ‘Lucho’ emprendió un viaje desde Cimitarra, Santander, hasta Floridablanca. Arribó con su familia al barrio Zapamanga II etapa, con el propósito de brindarles a sus hijos una vida profesional.

Fue entonces cuando le ofrecieron lo que sería un gran negocio: la tienda El Bambú.

Luis Alfredo Olaya contó que al comienzo fue difícil adaptarse, pues no estaban acostumbrados al ‘ajetreo’ de la ciudad, y a ‘tratar’ con tanta gente diferente a la que vive en las veredas.

Malas experiencias

A medida que el negocio iba creciendo, don Luis tuvo que enfrentarse a dos situaciones que colocaron en ‘jaque’ la continuidad de su tienda.

Fue víctima de dos robos. El primero en el 2004, donde los ladrones solo se llevaron “una que otra cosa, pero poco”. El segundo, en el 2010, el robo dejó hasta un muerto.

“Un viernes llegaron a atracarnos. Tenían a los clientes en el piso para robarlos, luego se metieron para robarme. No sé de dónde saqué fuerzas para defenderme. Ese día falleció un ladrón y una persona quedó herida”, dijo Luis Alfredo.

Por fortuna, hoy puede ‘contar el cuento’, esa “mala racha” quedó en solo recuerdos.

Le apuesta al barrio

Para Luis Alfredo, un buen tendero debe ser aquel que se vincule con la comunidad, “que no solo le saque ganancia para el bolsillo de él, sino que le apueste al barrio, le invierta”. Le gusta ser un líder comunitario, colaborar cuando sea necesario y participar en la remodelación de espacios deportivos, tal como lo hizo con la cancha que queda frente a su emprendimiento.

“Yo me lucro de estos espacios, porque salen campeonatos o ‘recochas’, entonces la gente viene y consume, por eso le invierto”, agregó.

Un sueño hecho realidad

Este oficio se convirtió en una empresa familiar, de la cual sus tres hijos han logrado sacar su título profesional. “Nos ha dado para vivir bien, porque, aunque se trabaja duro, deja para vivir bien”. Hoy en día su hijo menor, él y su esposa, son los encargados de manejar las ‘riendas’ de la tienda. Aunque el cansancio ya es un factor que a este santandereano de 58 años le juega en contra, no deja de ofrecer un excelente servicio a su fiel clientela, que siempre ha confiado en ‘Lucho’, El Bambú.

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