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La historia de Ana de Dios Galvis: el reciclaje es el mayor ‘tesoro’

Conozca la historia de Ana de Dios Galvis, una adulta mayor que se gana la vida recogiendo reciclaje en Bucaramanga. Aún sus fuerzas le dan para recorrer varios kilómetros.

Entre cartones, chatarra, vidrio y todo lo que se enmarque como reutilización, así vive Ana de Dios Gálvis de Velásquez, una humilde mujer de 69 años, nacida en la vereda Aguirre de Lebrija, pero criada desde hace tiempo en el barrio Campohermoso.

Lleva ocho dedicada a recorrer las calles en busca de un ‘tesoro’ que mucha gente llama basura: el reciclaje.

Dice que el comienzo fue difícil porque le tocaba gritar la famosa frase de todos en la calle: “reciclaje, reciclaje, llegó el reciclaje”, pero ahora guarda una hoja de números telefónicos, como sus clientes, donde llama y le guardan el material reutilizable.

“Mi jornada comienza a las 5:00 dela mañana, tengo unos clientes a los que llamo y ellos me guardan. Voy hasta su casa, les recojo y así voy acumulando”, dice Ana de Dios, quien sale con su  maletín de trabajo, un costal de fique, donde todos los días echa lo que recoge.

Trabaja y vive sola, va acumulando lo que le dan los clientes y luego llega a una bodega en la calle 50 con carrera 18 y deposita.

“Cada kilo lo pagan a $300 y eso es muy valioso para nosotros. Lo importante es colocar todo aparte, ser ordenados y recoger lo que más pueda. Ya a mi edad el trabajo se va dificultando, pero no me rindo. Entre las jornadas de ‘rebusque’ este oficio me ha enseñado a trabajar honradamente y a ganarle mis pesitos con el sudor de mi frente”, concluye.

¡Reciclar, sirve!

Hasta 900 toneladas de residuos sólidos se logran aprovechar mensualmente en el área metropolitana de Bucaramanga.

Con este oficio, cerca de 976 ciudadanos evitan que residuos aprovechables terminen enterrados en el relleno sanitario, en este caso en El Carrasco.

Según el más reciente informe de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, en Santander existen 30 asociaciones formales de personas dedicadas al reciclaje y alrededor de 12 de ellas operan en el área metropolitana de Bucaramanga.

Ellas disponen lo que se conoce como estación de clasificación y aprovechamiento, en donde el plástico, por ejemplo, se organiza según su densidad, color y demás características.

También se hace con el vidrio, papel y metales, materias primas que se comercializan para la fabricación de nuevos productos.

El reciclaje se vende a intermediarios o directamente a industrias, en donde las someten a diversos procesos y tratamientos para que vuelva a tener un uso. /FOTO: DIEGO CARVAJAL

Un ‘rebusque’ bien ordenado

Jessica Jáuregui tiene su bodega de reciclaje hace 8 meses en el sector del barrio La Concordia. Hoy su negocio ha crecido porque son varias las personas que ejercen este oficio de reciclar.  “Acá llega todo el reciclaje de la zona. Pep, plástico, cartón, vidrio, entre otros. Son más de 30 personas las que vienen a dejar todo el producido del día, en una labor muy agotadora, pero que significa mucho para el trabajo de ellos, que se rebuscan el diario vivir”.

“Por semana la bodega entrega unas 3 toneladas de material para ser reutilizable y eso ayuda  a que la sociedad recicle y se conserve un mejor medio ambiente”, dice Jáuregui.

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