Venido de Zapatoca, la tierra en donde el ingenio ha sido notorio, que ha sabido dar curas y monjas en abundancia, y desde luego obispos y cardenal, gobernadores, parlamentarios, escritores y poetas, y también empresarios de enorme talento, como Francisco Serrano Serrano, a quien se le duplicó su apellido y se le multiplicó el talento, que supo exhibir desde temprana edad en todas las actividades que quiso promover, y que hoy emprende el camino a la eternidad, cuando una cruel enfermedad le ha arrancado su vida.
Por eso nos duele tener que despedirlo, a sus 82 años, cuando todavía se sentía con enormes energías para actuar y para ser protagonista.
Su padre, Marcos Serrano, fue un patriarca; de serena figura y noble aspecto, parecía un educador, tal vez un filósofo, que todo lo sabía analizar y concebir con ponderación, con elocuencia y con acierto, y que sabía apreciar las cualidades de su entorno para valorarlas, para engrandecerlas y para sacarles provecho.
Con esa escuela, Pacho, como nos acostumbramos a llamarlo sus parientes y amigos, creció lleno de motivaciones, que aplicadas a una personalidad hiperactiva como la que poseía, le iban iluminando los mas diversos destinos. Sus estudios de primaria los hizo en Zapatoca, y después dio muchas vueltas en el bachillerato: San Pedro Claver, Santander y el Guanentá fueron colegios que recorrió hasta obtener su título. Posteriormente quiso trabajar y fue a la Costa Atlántica, en donde anduvo en varias actividades comerciales, hasta que su padre, que quería que continuara una carrera profesional, lo embarcó a Oklahoma, EE.UU. y allí culminó sus estudios de Veterinaria y Zootecnia.
Llegó nuevamente a Bucaramanga, y comenzó a proponerle a su padre mil cosas por hacer: comercialización de productos veterinarios y agrícolas, ganadería, avicultura y muchas ocurrencias mas que su personalidad disparada le impulsaban en su mente.
Poco a poco fue consolidando su emprendimiento, hasta que esas empresas comenzaron, en tiempos cortos, a dar frutos apreciables, lo que le significó a su padre dejar de atajarlo, para que su energía fluyera sola y apuntara a todo ese aguacero de ideas que le brotaban de su interior.
Nos acostumbramos a verlo en Bucaramanga en muchos sitios; un hombre de acción que parecía estar en todas partes, como si tuviera el don de la ubicuidad: llegaba a las ferias, a los foros de economía, a los clubes, a las reuniones cívicas, o lo encontraba uno por la calle visitando los bancos o haciendo diligencias personales. Siempre con enorme sencillez y unos anteojos que le colgaban de un sujetador, que le permitía ponérselos y quitárselos permanentemente, a medida que quería acercar su visión, y mientras hablaba con una rapidez, que gracias a su buena vocalización, era posible entenderle.
Pero lo admirable era que todo lo hacía con pasión, y con un enorme cariño que le imprimía a su acción. Se le ocurrían las ideas y él mismo creía en ellas sin vacilación, y le agregaba toda clase de detalles. Cuanto construyó su casa, la hizo además llena de romanticismo: Tapia de Zapatoca, piedra de Barichara, teja del Socorro, plantas de San Vicente, elementos decorativos traídos de distintos sitios; quería tener reunidos todos sus afectos para apreciarlos constantemente y deleitarse con ellos.
Pero en medio de todos esos destellos, su pensamiento supo ser grande, y se propuso el reto del crecimiento, para que sus empresas aumentaran de tamaño a la par que su imaginación.
Ahí tuvo el resultado, el tiempo le fue acumulando grandes escenarios empresariales: Distraves, Manzanares, frigorífico Rio Frio, empresas ganaderas y avícolas, Promisión, la Corporación Financiera de Santander y muchas mas, en donde fue posible crear empleos en cifras acompañadas de varios ceros, y que significaban para la región, desarrollo, crecimiento económico e importancia empresarial.
A esta casa periodística estuvo acompañando en su junta directiva como Presidente por más de un decenio y a muchas entidades ayudó a estructurar e impulsar, pues era un hombre generoso: compartía lo que aprendía, entregaba lo que sabía y disfrutaba sabiendo que podía contribuir con su talento a todo el que lo requería.
Pocas veces una región puede exhibir ingenios de esa magnitud; y perderlos, como hoy perdemos a Francisco Serrano con su muerte, significa afectar las condiciones para afrontar el futuro, pues perder un talento enorme como el de él, es perder también el escenario de las oportunidades, y tal vez, el rumbo alcanzado.
Francisco Serrano, fue sin duda ese personaje que todos aprendimos a querer: su sonrisa atrayente, su semblante amable, su personalidad volcánica, su vocación de servicio, su generosidad apreciable, su trabajo persistente y copioso; demasiadas cosas que vamos a extrañar sobremanera. Qué calamidad, hemos perdido grandes talentos en la región en los últimos meses: Alejandro Galvis, Alfredo Acebedo, Rafael Ardila, José Cavanzo y ahora Francisco Serrano; el infortunio nos ha llegado.
Esta casa periodística quiere resaltar la personalidad de un hombre que supo elevar nuestra región a latitudes luminosas, y que irradio un espectro de oportunidades que nos llenó de orgullo y nos hizo mas grandes.
VOCES
Adolfo Botero Machado, presidente del grupo OBA: “Francisco Serrano Serrano fue una persona que unió a muchos santandereanos. Apoyó valiosas iniciativas que engrandecieron a nuestra tierra. En Promisión, por citar solo un ejemplo de su liderazgo, impulsó causas que ayudaron enormemente al crecimiento de la economía en la región. Compartió sus conocimientos para hacer de nuestro Departamento un territorio más grande y más próspero. Él siempre pensaba primero en Santander y decía ‘lo nuestro es prioridad’, pues en sus palabras ‘el santandereano debe crecer’. Es lamentable su pérdida y, por ende, nuestra tierra hoy está de luto”.
Rafael Marín Valencia, presidente de Marval: “Francisco Serrano Serrano fue un emprendedor permanente distinguido en el sector agropecuario , siempre preocupado por el desarrollo de nuestro Departamento, al cual trajo progreso. Fue ejemplo de un extraordinario liderazgo. Leal a sus amigos. Muy lamentable pérdida para nuestra región”.
Alberto Montoya Puyana, exalcalde de Bucaramanga: “Con mucha tristeza despido a ‘Pacho’, el empresario visionario y empujador, quien siempre tuvo muy claro que trabajar por nuestro Departamento y por nuestras gentes había que hacerlo con devoción y desprendimiento. Pacho, descansa en paz”.
Marta Pinto de De Hart, exministra de Comunicaciones: “Muy lamentable para la sociedad santandereana la temprana partida de Pacho. Fue y será siempre un referente como hombre de empresa honesto, creativo, emprendedor, trabajador incansable; ejemplo de buen ciudadano, de demócrata integral, responsable e interesado en el bienestar de las comunidades de su entrañable Santander. Paz en su tumba”.
Marta Lucía Ramírez, vicepresidente y canciller de Colombia: “Sentido pésame a Santander y a la familia Serrano por la prematura desaparición de Francisco Serrano (Q.E.P.D.) Gran empresario que honró a su departamento y a Colombia en la producción avícola, en Transejes, Promisión y tantas otras para generar empleos y prosperidad nacional”.
Nota de la Redacción: Este valioso perfil sobre la vida de Francisco Serrano Serrrano fue elaborado por nuestro columnista Eduardo Durán Gómez.