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Accidente cerebrovascular, entre las principales causas de muerte en Santander

El COVID-19 precipitó esta enfermedad por alteración en los factores de coagulación de la sangre.

Con la pandemia, muchas de las personas que empezaron a sufrir accidentes cerebrovasculares de manera leve, se quedaron en casa por miedo a llegar a una sala de urgencias atiborrada de enfermos esperando un turno para atención. Entre tanto, el COVID-19 precipitó esta enfermedad por alteración en los factores de coagulación de la sangre.

Lo anterior son dos razones que permiten explicar por qué, durante el último año, los accidentes cerebrovasculares se volvieran aún más frecuentes en la región. Y, en los indicadores de mortalidad, se mantuvo como una de la cinco causas más frecuentes.

Después del COVID-19 y las enfermedades isquémicas del corazón, la enfermedad cerebrovascular es la que más mató a los santandereanos durante el primer semestre de 2021, con una cifra proporcionalmente alta frente al mismo periodo de 2020.

Federico Arturo Silva, director Médico del Instituto Neurólogico del Hospital Internacional de Colombia, explicó que el ACV (ataque cerebrovascular, accidente cerebrovascular o trombosis cerebrovascular) es una enfermedad que se caracteriza por una oclusión de una arteria en el cerebro, lo que dificulta la entrada suficiente de sangre a este durante un momento.

“Como no entra suficiente sangre, las neuronas mueren. Dependiendo del área del cerebro que se comprometa, ciertas funciones se van a alterar. El ACV es la segunda causa de muerte en el mundo y más o menos en nuestra población hay casi 20 personas por cada 1.000 habitantes que tienen una secuela de un ataque cerebrovascular”, indicó.

De acuerdo con el director medico, cuando se presenta un ACV hay que trabajar rápidamente. Por cada minuto que pasa cuando se tapa la arteria, mueren cerca de dos millones de neuronas.

“Eso nos dice que hay que correr. El tiempo es muy corto para poder revertir el flujo sanguíneo. Usualmente las personas tienden a quedarse en las casas porque tienen la esperanza de mejorar. El mensaje es que es una enfermedad de alta mortalidad, altas secuelas”, anotó.

Así las cosas el llamado es que si una persona, de un momento a otro se le tuerce la cara, no puede hablar correctamente, no puede mover un brazo o una pierna, tiene una muy alta probabilidad de estar presentando un ataque cerebrovascular.

En el Hospital Internacional de Colombia al menos 400 pacientes al año se atienden con ACV.
Los factores de riesgo están asociados a hipertensión, diabetes, tabaquismo, colesterol alto, sedentarismo y malos hábitos alimenticios. El 80% de los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir con estilos de vida saludables.

“De cada tres personas que salen del HIC después de un ataque cerebrovascular o una trombosis, una queda con secuelas al punto de que alguien de la familia tiene que dejar de trabajar para cuidarla. Eso tiene un impacto económico muy importante”, subrayó Silva.

En Colombia se calcula que alrededor de 200.000 personas han presentado un ACV y ocurren 100 casos nuevos cada día.

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