Apolinar fue uno de los miles de personas que saltaron al terreno de juego aquel sábado 15 de junio en el que el ‘Leopardo’ se coronó campeón del primer semestre de 2024. En redes sociales se observó su expresiva mirada a punto de soltar unas cuantas lágrimas.
Aunque a primera vista se crea que es el rostro de un hincha más que está celebrando la espera de 75 años, lo cierto es que los colores de su corazón son de un poderoso rojo.
El Club Independiente Medellín es el equipo al cual sigue el longevo entusiasta del fútbol, sin embargo, la emoción en su semblante es auténtica porque en la capital santandereana fue donde se dedicó ‘semi-profesionalmente’ a jugar con el balón.
A pesar de que nació en Zapatoca, desde una corta edad ‘Polo’, como es conocido por sus familiares, creció en las calles del antiguo barrio La Modelo. La primera ‘cancha’ en la que jugaba por horas era el pasaje donde vivía cerca de la calle 10 con carrera 20.
Precisamente uno de los amigos de infancia y adolescencia de él fue Misael ‘Papo’ Flórez, quien jugó un total de 477 partidos con el equipo santandereano. ‘Papo’ jugaba con el talento de un delantero y ‘Polo’ hacía el rol de portero frente al arco.
Así nació una dupla que compartió equipo en las categorías infantiles e intermedias de distintos torneos de fútbol. Así fue como partido tras partido Apolinar destacaba no por su altura sino por el arriesgado estilo de juego, el cual consistía en salir del arco propio para buscar un gol. Un presagio de lo que sería la principal característica de José René Higuita ‘El Loco’.
La cancha de Cristo Rey y el gran terreno de juego del barrio Mutis se convirtieron en los primeros campos donde recibió ‘unos cuantos pesos’ por atajar goles. De hecho, “la cantidad de dinero que uno se hacía en esa época por partido un fin de semana podría ser mayor que la de un juvenil de un equipo profesional” revela Molina.
Aún así, el gran sueño del arquero era convertirse en profesional. A pesar de que estaba cerca, él decidió dejar el deporte antes de que fuera demasiado tarde. Este evento coincidió con su ascenso en las oficinas departamentales del Ministerio del Trabajo.
Eso sí, ‘Polo’ fue sagradamente al estadio Américo Montanini a ver el espectáculo en su tribuna favorita: Oriental.
No lo detenía nada, ni siquiera una operación a corazón abierto. En 2015, se le estaba realizando exámenes para el procedimiento e iba a ser internado en el hospital hasta que fuera remitido a la Fundación Cardiovascular en Floridablanca. Ni corto ni perezoso, el hincha del buen fútbol le comentó al médico que ese fin de semana no podía quedar en camilla porque tenía cita en ‘el coloso de la 14’.
Le juró al especialista que a las 2:00 de la tarde estaría en la fundación y el resto es historia.