Como bien lo dice el rector del santuario, José Miguel León Ortíz, “el cambio que vivimos es enorme. Pasamos de recibir 300 personas a más de 1.200”.
León, en sus 8 años al frente de la fé católica en el sector, dio firme testimonio de que “la inversión que se realizó en este espacio fueron rifas, bazares, compra de bonos y donaciones solidarias de la propia comunidad”.
Es inevitable que la comunidad no exprese el ferviente orgullo que es casi más grande que el templo. Un claro ejemplo son los recuerdos de Tilcia Jeréz, colaboradora del espacio sagrado desde que tenía 11 años.
Con 60 años vinculada, recuerda lo emocionante que fue su boda cuando el santuario era llamado como la parroquia de la Virgen de la Divina Providencia.
Como Tilcia, son cientos de personas que están vinculadas en los 37 grupos pastorales que hacen parte del recinto que recibió la bendición y apoyo del Arzobispo de Bucaramanga, Ismael Rueda Sierra.
La santa eucaristía se celebra todos los días a las 6:30 de la mañana y 6:30 de la tarde. Los domingos se añaden los horarios de 8:00 y 10:00 de la mañana, 5:00 de la tarde y 7:00 de la noche.
La inmensidad del sagrado espacio, ubicado justo al lado del emblemático tanque del barrio, no sólo se debe a la belleza de su arquitectura sino también a la calidez y generosidad de sus fieles quienes han logrado que el santuario sea una realidad. Desde la primera piedra hasta la finalización de las futuras salas que tendrá.