El graffiti y el muralismo son expresiones artísticas que consisten en dejar una señal de ‘yo estuve aquí’ por las calles de la ciudad. Es una exhibición de declaraciones a cargo de colores, figuras y creatividad que hacen que las calles hablen de manera clara y pública, contrario a las obras de galería que hay que pagar por ver. En el muralismo, cualquier persona con la suficiente pasión y determinación puede ser el próximo Javier Núñez aka ‘pepiyo’.
Javier Núñez Vargas, siempre con gorra, de melena abundante, con cara de niño y una sonrisa honesta, lleva 15 años imprimiendo su huella por las calles de la bonita y los muros de toda Colombia.
Aunque no le suene el nombre de Javier Núñez, muy probablemente ha pasado por el Viaducto Provincial de La Novena y ha visto una figura llamativa de color fucsia y celeste alojada en la parte baja de la columna principal de esta estructura.
O tal vez, mientras conduce o camina por la cra 33 con calle 37, ha visto la nueva fachada del bar El Guitarrón donde se exhibe una bella guadalupana. Estas dos intervenciones son resultado de la destreza de Javier, más conocido como Pepiyo.
Criado en el histórico barrio Campohermoso y mientras estudiaba en el Colegio Salesiano, a sus 15 años se enamoró del graffiti. El uso del aerosol como pincel y con los muros cumpliendo la función de galería gratuita. Pepiyo se ha convertido con el paso del tiempo en un artista referente de la ciudad.
Gracias a este status ha podido llevar el sello bumangués a distintas capitales del país: Cali, Medellín, Popayán y Barranquilla. También ha llenado de color distintos rincones bellos del territorio nacional como lo son Capitanejo, en tierras santandereanas, San Pablo, Bolívar, y Santa Cruz del Islote, en el Archipiélago de San Bernardo.
A sus 30 años, Pepiyo admite que a raíz de su experiencia se ha convencido de que:” Nosotros desde jóvenes podemos llegar a donde sea, aunque no nos apoyen o estemos solos. Sin importar si venimos del barrio más recóndito, estoy convencido de lo que somos capaces cuando tenemos un sueño”.
Esa determinación lo ha llevado a destacar en distintos festivales de arte y muralismo, pero sin duda el mayor mérito ha sido pintar un capítulo único en la historia de la ciudad: el amor inquebrantable por la tecnocumbia y por uno de sus principales exponentes, Javier Martínez. Un homenaje que estaba en deuda y que se pudo gestar en el marco del festival Bucara Street.
Aunque se llevó el cuarto lugar en dicho festival, es inevitable no contemplarlo por un momento al pasar por la calle 43 con carrera 13. El mural de 20 metros de frente y 7 metros de alto sorprende a propios y extraños gracias al excelente retrato de Javier Martínez acompañado con vibrantes tonos morados y una pintoresca pareja ‘botando los prohibidos’. Una escena urbana que provoca sacar el celular en pleno de la ciudad y tomarse una foto en la que se pueda apreciar el discursivo mensaje de: ‘Bucara baila cumbias’ en todo su esplendor.
