Jackeline es ‘la reina’ del Castillo de la Lechona, un negocio que fundó junto a su esposo e hijos cuando recibió por error una llamada en la cual preguntaron “¿Aquí venden lechona?”. La respuesta fácil era un sensato “no”, sin embargo, aquel 21 de septiembre de 2002, la familia Castillo Román se comprometió a entregar dicha lechona para celebrar unos 15 años en el barrio La Joya.
El único obstáculo era que ni ella, ni su esposo, sabían cómo cocinar una lechona desde cero. No obstante, Edgar como carnicero de profesión, tenía conocimiento sobre el manejo de la materia prima y un amigo cercano de la familia les prestó los implementos para hornear aquella primera lechona real.
Aquí se come bueno, mano
“Tenemos una responsabilidad enorme con el cliente, sobre todo con sus momentos especiales”, comenta el hijo mayor de la familia Castillo Román, Andrés Castillo. A sus 31 años, se siente orgulloso del imperio que forjaron sus padres porque, gracias a este, él y sus 3 hermanos nunca han pasado hambre.
De hecho, desde que tiene memoria recuerda como sus hermanos han sido parte del negocio, sea con ayuda en producción, atendiendo el local, haciendo domicilios e incluso encargándose de las redes sociales. Lo más importante es que la calidad sea la mejor y tenga ‘el sello Castillo Román’.
21 años de realeza
Si desea visitar a ‘la familia real de la lechona’, puede acercarse a la calle 25 #1 – 40 del barrio La Feria, en la Comuna 4 de Bucaramanga en el horario de 8 de la mañana a 9 de la noche, todos los días.
En este castillo no solo habita la lechona, también se especializan en los platos típicos como carne oreada, cabrito, mute y sopa de arroz. También realizan cenas navideñas, aprovechando la temporada decembrina.
Según Andrés: “el éxito de nuestro negocio es que desde un principio contamos con la unión y el apoyo de cada miembro de la familia”, logrando así que un platillo tolimense se convierta en uno de los mejores cuentos de hadas santandereanos.