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Alarcón hoy es un barrio empresarial que toma lo urbano

Se diría que el comercio ha ido quitándole espacio al barrio Alarcón, aunque la tradición aún se detecta en cada cuadra.

Hablar del barrio Alarcón es sinónimo de desarrollo urbanístico.

Sus calles y edificios así lo hacen ver, pues desde su fecha de fundación, que data de 1929, la transformación ha sido ejemplar.

Su gente es amable, cordial y muchos, ya pensionados, no se cambian por nada. En varios sectores se respira tranquilidad siendo para muchos un barrio atractivo para vivir.

Hoy, el sector empresarial también se toma lo urbano. Proyectos como la Electrificadora de Santander, Empas, Fiscalía, entre otras, hacen del sector un progreso en sus predios para la ciudad.  

El barrio está comprendido entre la calle 22 y la Avenida Quebradaseca y desde la carrera 19 hasta la carrera 27. Anteriormente iba hasta la carrera 15, pero éste pasó a llamarse Granda.

Está rodeado de barrios vecinos como  San Francisco, Centro, Granada, La Aurora y Antonia Santos. Pertenece a la tres y hoy tiene más de 3 mil habitantes.

Dentro de sus sitios de renombre está El Mesón de los Búcaros y los colegios Virrey Solís, el de la Santísima Trinidad (Las Pachas). Allí también está la Defensoría del Pueblo.

“Alarcón es un barrio agradable, muy bonito. Antiguamente era un barrio totalmente residencial, actualmente es mixto, muchas edificaciones, empresas y entidades. Se convirtió en una edificación vertical, atrás quedaron las casas antiguas grandes, amplias, bien cómodas, pero aún conserva lo colonial”, dice Howard Armando García, líder comunal y delegado ante la MAC.

Problemas a resolver

Para el líder comunal hay muchas situaciones que los habitantes afronta a diario.

“En la carrera 26 entre calle 28 y 24 se presenta mucha delincuencia,  drogadicción, carromoteles nocturnos, puntos de basura en las calles. Hay personas que no tienen cultura ciudadana con el tema de las basuras y los animales que dejan sus escombros en cada andén”.

“Con la población extranjera se presenta mucha cuestión de robos y tenemos también los habitantes de calle se quedan dormidos a las afueras de las viviendas. Otro de los puntos críticos es el alumbrado público que es deficiente en muchas partes del barrio sobretodo en la parte alta”.

Y finalmente los robos a las tapas de los sumideros, contadores de gas y agua, que se volvió un común denominador en la zona”, dice Howard.

Así nació Alarcón

De la familia Alarcón, procedente de Boyacá, es preciso recordar a Ezequiel, Víctor y Pablo, tres emprendedores hermanos que de manera literal ‘colonizaron’ los terrenos que existían al otro lado de la popular Quebradaseca.

Se trataba de una finca que,  si bien hacía parte del famoso Llano de la Mutualidad, comenzaba a ser parcelada para edificar las casonas que le dieron vida al lugar.

Se recuerda a la casa de Ezequiel Alarcón, una de las más emblemáticas de los años 20, porque era de dos manzanas y fue adecuada en lo que hoy es la carrera 19 con la calle 28.

La gigantesca mansión tenía piscina, dos canchas de tenis y hasta un cuadrilátero de boxeo. Es más, allí existía un aljibe que se volvió famoso.

Dicen que cuando se iba el agua en la ciudad, todos los bumangueses terminaban frente a esa cisterna ‘haciendo cola’ para conseguir una cubeta del preciado líquido.

El predio también contaba con un pequeño lago que se convirtió en sitio de atracción turística de la Bucaramanga de comienzos de siglo.

Además, el lugar estaba muy  cerca de donde alguna vez funcionara el ‘Luna Park’, otro lago que contaba con botes de remo y gasolina, los cuales les permitían ratos de sano esparcimiento a niños y adultos.

También hay que mencionar a Víctor Manuel Alarcón, quien fue la persona que trajo a la capital santandereana el primer autobús y que convirtiera a tal automotor en la atracción del oriente colombiano. Y eso que el vehículo solo tenía espacio para 14 pasajeros.

Don Pablo Alarcón Güio, padre de Alberto Alarcón French, tuvo su casa en la calle 28, entre las carreras 21 y 22.

Alberto recuerda que pasó buena parte de su vida allí, al lado de sus primos: Germán, Jorge y el famoso escultor y artista Ezequiel Alarcón, hijo del primer ‘colonizador’ del barrio.

La verdad es que las casas históricas de Alarcón marcaron un auténtico hito urbanístico en nuestro municipio. Vale decir que, a medida que pasaban los años, otras familias santandereanas de  gran prestigio comenzaron a trasladarse a esta zona de la ciudad.

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