Vender el número ganador, darle la suerte a sus clientes y poder continuar despachando el juego de azar más antiguo del país ha sido la tarea de cientos de vendedores en la ciudad.
En cada barrio, o en muchas esquinas, el día de la suerte le puede legar a cualquier apostador, eso sí, guiado por su lotero de confianza.
Hoy, en el Oficio Q’hubo, la suerte le tocó a Adriana María García León, quien lleva 19 años en esta labor en el barrio Las Villas de Floridablanca.
“Mi vida aquí en esta caseta es vender chance, lotería, rifas, tinto, periódico, en fin. Aquí abrimos a las 8:00 a.m., hasta las 10:00 de la noche”.
“Viene muchas personas y todos los días ganan, así sean ‘paticas’ que son los dos números. A veces se ganan los tres y hasta los cuatro”, comenta Adriana o la ‘mona’, como todas la conocen en este sector.
Muchos apostadores llegan a tentar la suerte. Unos ya saben qué número jugar, otros piden un consejo o miran la revista que Adriana les tiene con los número que ya han salido.
“Más de 80 jugadores fieles vienen todos los días. Revisan las loterías y uno les ayuda con la pepa del día. Todos en busca de ganarse el premio mayor, según lo apostado”, dice Adriana, quien fue profesora de pre escolar, pero su vida tomó un rumbo diferente y la colocó a vender lotería.
Sus premios ‘gordos’
Adriana es vendedora y apostadora. Ella echa el número y muchos de sus compradores la siguen para que la suerte sea doble.
“Acá ganan seguido las cuatro cifras. Ocho o diez millones. El premio de mayor valor que he vendido han sido $20 millones, el año pasado, con las cuatro cifras. Lo más gratificante para uno es que la gente venga y le brinde la confianza y uno le de la suerte”, comenta la ‘mona’.
¿Chance o lotería?
Cuando se trata de jugar o tentarle a la suerte, son muchas las estrategias. Fechas de acontecimientos que no hayan marcado sus vidas, también, existen quienes de forma frecuente realizan la lotería con fechas de nacimiento o fallecimiento de sus ídolos.
Para los clientes, el número de la suerte les permite generar un rol, dependiendo de qué va a jugar.
“Aquí le pegan más al cancha. Se vende lotería, pero más ganan con el chance, le tienen más fe, sobretodo los viernes con la Lotería de Santander”, dice.
Para ella, los más importante es generar credibilidad, ser responsable y así, más fieles apostadores llegan.
“Ellos ganan y uno les cambia al otro día. Son felices, me dan propina y eso me hace que más me enamore de mi trabajo”, puntualiza.
