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En el barrio Luz de Salvación II piden mayor inversión para la comunidad

La falta de vías y transporte público, la contaminación de la quebrada y la ausencia de espacios recreativos son las principales problemáticas del barrio. Además, las autoridades no han solucionado el problema de las aguas residuales.

Progreso. Esa palabra podría ser utilizada en el barrio Luz de Salvación II, al sur de Bucaramanga, por quienes desde hace 22 años viven allí.

Llegar a unos terrenos y sacar adelante sus viviendas ha sido el mayor reto de la comunidad que vive en este sector y que hoy lucha por continuar creciendo, pese a la falta de apoyo estatal.

Este barrio ha sido catalogado de muchas formas, pero su ambiente entre vecinos es diferente.

Cómo todos hay problemáticas sociales, pero su mayor incógnita está en cuatro aspectos: vías, transporte, espacios lúdicos y aguas residuales. ¿Quién podrá ayudar?

Hoy la lucha comunal está a cargo de Claudie Estefany Rueda, quien hace poco fue elegida como representante de la JAC.

Ella comenzó un trabajo social, que va encaminado al desarrollo del barrio y el aprovechamiento del tiempo libre.

“Creo que la gran problemática de nuestro sector es la falta de vías. Aquí el deterioro es total y nos vemos afectados por el transporte público”.

“En Luz de Salvación para llegar desde el barrio hasta un parador de bus hay que recorrer cerca de dos kilómetros y subiendo. No entran buses, ni taxis y lo que llega es transporte informal. Nosotros también pagamos impuestos”, comenta la líder comunal.

Otra de las problemática que se tienen son los espacios lúdicos y de recreación.

“No tenemos un sitio recreación, acá está el terreno, pero no la cancha. No hay un parque recreativo para los niños, un gimnasio al aire, nada que nos incite a un cambio de entorno. Lo único que nos apoyan es programa y jornada de actividad física en las noches, por parte del Inderbu”, comenta  Claudie.

Un cuarto punto es la gran problemática de la contaminación de la quebrada La Chiquita, pues dice la comunidad, los edificios de la parte alta, que bordea el barrio, son urbanizaciones que hacen sus pozos sépticos y cada 10 días abren las compuertas, se vienen las aguas negras y caen sobre la quebrada contaminando nuestro sector.

“Nos tenemos que aguantar esos olores, moscos, proliferación de zancudos y plagas. Ya se ha denunciado muchas veces esto ante el Gobierno y nadie hace nada”, comenta la comunidad.

La seguridad, otro factor de riesgo

El barrio, según sus vecinos, tiene problemas de seguridad debido a la venta de drogas y el menudeo, junto con la presencia de indigentes y vehículos robados que llegan a parar en el sector.

Aunque las autoridades han hecho algunos controles, no han sido constantes. Los mismos residentes piden que sería necesario un operativo constante para controlar el microtráfico en el barrio.

“El barrio está involucrado en la venta de las drogas psicoactivas, donde los amigos de lo ajeno hacen sus fechorías en las partes altas y llegan aquí al barrio a resguardarse. Aparte de eso, hay muchos muchachos indigentes, ollas que se prestan para la venta y el menudeo para el microtráfico”, dicen varios residentes de la zona.

Los servicios públicos, otro problema

Este sector cuenta con servicio de luz estable, pero el agua es un problema, ya que solo hay dos pilas públicas, lo que dificulta el acceso de agua en algunos sectores para los más de 1.000 habitantes e incluso requiere levantarse de madrugada para poder recoger y así tener durante el día.

El gas es otra problemática, pues no cuentan con el servicio domiciliario y los cilindros tienen un alto costo que afecta a muchas familias.

“Acá se maneja por puntos de pilas públicas, donde en varios sectores no llega bien el agüita sino apenas dos horas en el día”.

“En el tema del gas, el carro baja a surtir los cilindro. Pero hoy tienen un valor de $96 mil, que puede durar apenas un mes”, comenta la comunidad afectada.

Tendera del barrio

Como Nancy Magaly Serrano, son varias las tiendas que tiene el barrio. Ella lleva 10 años con su negocio y manifiesta que los clientes son su mayor empuje para seguir adelante. “Gracias a Dios el cliente es bueno. El negocio lo formé porque encontré la forma de estar en casa y con mis hijos, además tener un buen surtido, brinda que las personas que puedan comprar lo que buscan”, comenta.  

Las obras de mitigación están en el olvido

Una tragedia anunciada y una campana de alerta, así fue catalogada la emergencia que se originó en Luz de Salvación, en Bucaramanga el pasado 15 de febrero del año pasado.

Una tormenta que se registró esa noche, generó emergencias afectando a varias familias. Grandes piedras que quedaron sobre las vías tras derrumbes obstruyen el ingreso al barrio.

Hoy el panorama continúa igual, pues las autoridades ambientales no volvieron y han sido los vecinos que, como han podido, han sacado los escombros del barro y la canalización de las aguas lluvias se mantiene en el olvido.

Sin zona de parques

Uno de los problemas grandes en Luz de Salvación. No hay zonas de recreación y la comunidad pide a gritos el apoyo del gobierno. “Son varios niños lo que hay en la comunidad y no tiene donde jugar. Muchos colocan piedras para hacer sus arcos. Además los jóvenes y adultos mayores necesitan más apoyo”.

“El apoyo de la Policía ha sido bueno, pero los residentes piden mayor control y con más efectivos en la zona. En muchas ocasiones, el barrio es el foco para otros sectores aledaños y hace que la delincuencia crezca. Nosotros estamos trabajando socialmente para cambiarle la cara a Luz de Salvación”, comenta la líder comunal.

¿Y los servicios públicos?

El barrio cuenta con luz, agua de pilas públicas donde cada casa paga cerca de $8 mil mensuales, por un servicio que no es constante. El gas, un facto de riesgo, donde se pagan cerca de los $100 mil por un cilindro. Y canalización, es uno de las incógnitas que las aqueja a la comunidad.    

Como no hay vías, no hay rutas de buses. Quienes viven allí deben caminar un largo trayecto para llegar al sector del barrio Dangond. Aquí, el transporte informal es el que manda. Aunque la queja es que muchas personas deben pagar el doble, para ir desde su barrio a otros lados de Bucaramanga.

Un panorama desolador, pues desde que se fundó el barrio muchas vías son de polvo y piedra. La única vía que está pavimentada, es de placa huella y es la entrada al barrio. “Hay promesas, pero no se cumplen. Lo que medio se ve bueno en las vías es por el trabajo de la comunidad”, comenta la líder.  

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