Setenta años de historia hacen del barrio Gaitán uno de los más antiguos y tradicionales de Bucaramanga.
Según sus habitantes, en sus comienzos era un ‘paraíso’ vivir allí, sin embargo, con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando. Hoy la realidad lleva a ver un barrio con dos frentes, el comercial y el otro, el residencial; unos los que viven del rebusque y otros que intentan convivir.
Q’hubo hizo un recorrido por esta zona de la Comuna 4 de la ciudad. Con más de 1.180 predios y cerca de 6.500 habitantes, el Gaitán hoy vive tres grandes problemáticas: los alrededores del Mercado de Las Pulgas, el Hogar Infantil Jhon F. Kennedy y el colegio Jorge Eliécer Gaitán.
Un problema mayor
Las Pulgas es un un espacio para la reventa, el rebusque y otras cosas. Desde hace 23 años se caracteriza por ofrecer cosas de segunda mano, aquello que los recicladores venden a bajo precio y que es reusado, en su mayoría, por quienes tienen poco dinero.
Pero sus alrededores se convirtieron en zonas de alto riesgo.
Muchas personas son ‘inquilinos’ de las calles, invadieron el espacio público y la realidad es que el mercado de lo usado se convirtió en un foco de miedo.
Según Rodolfo Luna, directivo de la JAC del barrio, la Policía en varias ocasiones ha tratado de recuperar el espacio público, pero de nada ha servido, pues al momento que estos vendedores informales se retiran, nuevas personas invaden la calle.
Varios habitantes han vivido con esta problemática desde 1.999 año en el que llegó a ocuparse esta zona. “Da miedo entrar al barrio. Ya no es sólo una calle, ahora son tres cuadras a la redonda las que se ocupan de ventas informales, el comercio de drogas ha crecido y esto ha traído un número grande de habitantes de la calle, que usan las fachadas de las casas para dormir”, comenta un residente del barrio, quien todos los días le toca pasar por ahí, para subir a la diagonal 15 a coger el transporte público.
Un patrimonio infantil
Hace más de 62 años el Hogar Infantil Jhon F. Kennedy ha sido la cuna de miles de habitantes del barrio. Allí han recibido educación quienes, por los bajos recursos no tiene para pagar un jardín o colegio.
Desde hace años, la comunidad de las hermanas del Divino Salvador acogieron este recinto y desde hace poco tiempo, el lugar está bajo la dirección del ICBF.
Según Rodolfo Luna, este año no han podido dejar a sus hijos allá, pues el Bienestar Familiar no ha querido abrir este hogar infantil.
“Nos han puesto trabas para abrirlo. Primero fueron los estatutos, luego que no había asociación de padres de familia. Ahora lo está manejando el ICBF y las puertas continúan cerradas. Los padres que trabajan no tienen cómo dejar a sus niños en casa, son cerca de 120 pequeños que están matriculados”, sostuvo Nubia Suárez, habitante del barrio, quien está a la espera de que el Bienestar les pueda abrir las puertas a los niños.
Un Gaitán en el olvido
Finalmente la tercera problemática del barrio es el abandono que ha tenido la Secretaría de Educación con el colegio Jorge Eliécer Gaitán.
Esta institución educativa ha formado a muchas personas en la comuna 4, pero desde hace años no le hacen una inversión en su infraestructura.
“Hemos luchado porque se tenga un cambio; ya tenemos los diseños de repotenciación, ya están en el taller de arquitectura, pero falta la firma de los gobernantes”.
“Ya hubo socialización entre todos, pero como muchos colegios de barrios, el presupuesto que llega es poco y por eso la cara en la inversión para las instituciones no se ve”, dice un administrativo del colegio, que tiene 370 alumnos y no cuenta con un coordinador.