Luego de ser jardinero y trabajar en construcción Orlando decidió tomar un descanso de sus labores, para dedicarse a él mismo. En medio de su retiro laboral llegó la pandemia ocasionada por el Covid-19, que lo obligó a quedarse en casa.
En medio del confinamiento obligatorio que se vivía en el 2020, este hombre decidió hacerle a su madre unos loritos artesanales que ella había visto por internet. Gracias al tiempo libre y varios tutoriales, finalizó su primera obra en llanta, la cual aún atesora como una reliquia.
Así fue como empezó la carrera artística de Orlando, de manera empírica, independiente, regida por el amor a su familia y las ganas de salir adelante.
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Al parecer este piedecuestano lleva el arte en la sangre, ya que su padre perteneció a los Artesanos Unidos de Santander, y dedicó más de 20 años a la realización de tapetes, alpargatas y telares en fique.
“Estaba encerrado y me concentraba en lo que hacía, así fue como empecé a hacer animales con llanta, para luego ponerlos fuera de la casa”, aseguró Pérez.
Entre sus obras destacan varios animales, entre ellos garzas, pavos, iguanas, leones, cabros, osos, monos, tortugas, toros, caballos, armadillos, loros, serpientes y muchos más.
Con el pasar del tiempo y la motivación de su familia Orlando decidió vender sus productos y aunque al principio recibió respuestas negativas, logró salir adelante y dar con compradores en diferentes ciudades del país.
“Nunca llegué a pensar que esto impresionara a tanta gente, en cuanto al valor de mi trabajo y mi arte”, indicó el artesano.
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Entre sus creaciones destaca una jirafa de 1.70 metros de altura, que según Orlando lo ayudó a despegar, ya que al exhibirla fuera de su casa la comunidad se intrigaba, pedía permiso para tomarle fotos y los niños se subían encima de ella.
Con un año y medio de trayectoria este hombre pretende seguir dedicándose al arte con materiales reciclables, asegura que quiere darle un segundo uso a eso que las personas desechan y sobre todo sorprender a la comunidad con sus obras.
