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La vida pasó muy ‘veloz’ para Luis Torres y Javier Forero, en Piedecuesta

A Javier Esteban Forero Linares la vida se le escapó a toda velocidad. Durante horas batalló por mantenerse en este mundo, pero no lo logró. Tenía 20 años y se convirtió en la segunda víctima fatal del trágico accidente de tránsito ocurrido en Piedecuesta, el domingo a la medianoche.

Su ‘amigo del alma’ Luis Ángel Torres Pérez, de 20 años, no tuvo ninguna oportunidad, murió de manera instantánea durante el siniestro.

Ocurrió en la calle 8 con carrera 12 del barrio San Rafael del municipio ‘garrotero’ cuando ambos se dirigían hacia sus casas en el sector de Villas del Río.

Luis Ángel iba al volante y al parecer, el exceso de velocidad le habría jugado una mala pasada. Perdió el control de la ‘nave’ y terminó chocando de manera descomunal contra un muro de la calle 8. Los dos salieron expulsados y sufrieron múltiples golpes.

La motocicleta terminó a unos cuantos metros de los amigos. Al escuchar el estruendo varios vecinos salieron para saber lo que había pasado y vieron los jóvenes sobre el pavimento, pero solo uno tenía señales de vida.

De inmediato reportaron el hecho y Javier Esteban fue trasladado hasta un centro médico pero por Luis Ángel no pudieron hacer nada. El impacto le ocasionó un trauma craneoencefálico severo. Las esperanzas de vida de Javier Esteban eran pocas; sin embargo, sus familiares se aferraron a esa única luz.

Pidieron a sus conocidos cadenas de oración. Se mantuvo conectado a las máquinas, pero el golpe que sufrió en la cabeza no le permitió abrir los ojos de nuevo.

“Era persona más alegre amigable que podía existir, siempre pendiente de los demás, hasta en su último momento”, manifestó uno de los allegados, quien aseguró que él y Luis Ángel eran los mejores amigos.

“Eran como hermanos, se criaron juntos en la misma cuadra”. Javier trabajaba haciendo domicilios con el papá; estaba por empezar un curso para guarda de seguridad. El año pasado salió de prestar servicio en la armada. Soñaba con sacar a sus padres adelante y viajar fuera del país.

El otro joven vendía repuestos y forros para celulares. “Ambos eran personas amorosas. Toda la gente los quería por ser buenas personas”, comentó uno de sus familiares, quien aclaró que no hubo tiros, ni armas blancas.

“Los dos eran seres de luz. Javier hasta el último momento pensó en los demás y no sabíamos que iba a donar sus órganos. Ya lo había hablado y así fue”.

Las autoridades investigan y revisan las cámaras se seguridad para esclarecer cuáles fueron las causas del siniestro, porque otras versiones aseguran que a los motociclistas los venía siguiendo un carro; sin embargo, nada ha sido confirmado.

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