Dice que no se gana los millones, ni llena estadios, pero sí para el tráfico en cualquier semáforo donde actúa.
El público le reconoce con alguna que otra moneda e incluso le han dado billetes de gran denominación, suficiente para el sustento diario.
Es Alfredo Chaparro Reyes, quien nació en Bucaramanga pero desde hace años se ‘radica’ en Bogotá. Ha viajado por muchas ciudades de Colombia llevando la música, o mejor, la de un samario que le ha dado fama.
Alfredo tiene 44 años, más de la mitad dedicados a la imitación.
Lleva 13 con el personaje de Carlos Vives, un logro que con los “clásicos de la provincia” lo marcó y continúa esperando la luz roja para comenzar su show.
“Para imitar al mejor cantante vallenato necesito cinco minutos. Crema especial para el tono plateado, aceites en la cara, ropa plateada y la mejor actitud, porque tengo el personaje muy marcado”.
“Me sé todas las canciones del samario, no canto como él pero hago muy bien el ‘playback’ para no dejar escapar cada detalle, así como en sus videos”, comenta Chaparro, quien siempre que llega a Bucaramanga se ubica en el semáforo de la carrera 27 con calle 56.
Su admiración
“Carlos vives es el mejor cantante de Colombia y quien internacionalizó este género. Sus canciones me llenan al alma y mucha gente me dice que me parezco”.
“Este es mi trabajo y hago de la música el mejor honor para un maestro como lo es este samario”.
Chaparro vive en un hotel junto a su esposa, Kimberly Contreras, quien es el apoyo más grande en esta ‘carrera musical’.
“Ella es mi amor, mi confidente, mi manager, me acompaña en la imitación, cuando coge el acordeón, es todo en mi vida soy muy feliz de tenerla a mi lado”, comenta.
Llega a todas sus presentaciones a las 8:00 a.m., y se va después de las 2:00 de la tarde con el deber cumplido.
Por ahora y por unos días más estará en la ciudad bonita a la espera de conectar otras presentaciones en Medellín.
“Si allá estaré en otro semáforo haciendo mi show y a final de año ya partiendo a Bogotá donde está mi familia”.
Los demás personajes
Dentro de su repertorio se ha disfrazado de minero, obrero de construcción, robot y estatua, pero la imitación de Carlos Vives lo ha llevado al reconocimiento del público.
“Carlos sabe de mi trabajo, me escuchó por redes sociales y me ha visto cantar en las calles, me lo confesó. Me dijo que era un valiente lo que hacía y que me apoyaba 100%, porque ve que disfruto lo que hago”.
El trabajo callejero es su mejor opción por ahora
Comenta que trabajar al sol y al agua es difícil y más cuando de relacionarse con gente se trata.
“Tratar con el genio de la gente es complicado. Hay de todo, el que lo sabotea en la calle y el que lo apoya, pero lo importante es mantener el personaje”, dice.
Su trabajo es de ocho horas diarias, como cualquier empleado de oficina, con la diferencia del sueldo.
“A veces me hago $15 o $20 mil. Uno que otro día se sube, pero yo trabajo con el diario del colombiano medio”, así baja el telón este artista del espacio público.